Miches

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Hemos oído hablar mucho en estos días del proyecto Tropicalia y del Club Med Miches Playa Esmeralda, pero, ¿hasta qué punto cambiarán estos dos grandes proyectos nuestro destino?

Entendemos que el turismo sostenible es y ha sido una preocupación mundial desde que la Cumbre de Río en 1992 inició un nuevo impulso, para integrar el desarrollo sostenible en la actividad turística, pero como en la mayoría de los casos, las políticas globales en los primeros años solo les afecta a las grandes ciudades, tomaría tiempo que llegara a nuestro país, y así fue, tomo aproximadamente 20 años para que empresas a nivel local y posteriormente un reducido grupo de cadenas hoteleras internacionales advirtieran que el cambio en la gestión era necesario para mantener la industria y nuestros recursos naturales a flote de cara a un futuro sostenible para la República Dominicana.

Pero estas pequeñas acciones no eran las que iban a cambiar nuestro modelo turístico, hacía falta que empresas como el Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional y Banco Interamericano de Desarrollo decidieran ser parte de este gran cambio, porque al final de cuentas para hacer un cambio de esta magnitud se necesita que grandes empresas confíen en él.

Es importante entender que el impacto que tendrá será producto de que las propuestas que presentan Tropicalia y el Club Med Miches Playa Esmeralda, no parece autodenominarse sostenible sin realmente hacer ningún esfuerzo en el impacto del entorno y la sociedad, sino que, pretenden impulsar una sociedad y con ella hacer de Miches un referente del turismo sostenible en todo el Caribe.

Nuestro país estaría dando los primeros grandes pasos para convertirse en un destino de crecimiento turístico sostenible pudiendo entrar en una nueva competencia. Presentándonos en un nuevo escenario donde seriamos la cola del ratón en lugar de cabeza de león, hecho que deberá impulsarnos y convirtiéndonos en líderes en un tipo de turismo, el sostenible.

Esta nueva demanda por el turismo sostenible y exponencialmente crecimiento en los últimos años se debe a que hay más conciencia de los recursos naturales y hay un miedo por la pérdida de la identidad local, es decir, ¿qué tanto estamos sacrificando por un crecimiento turístico insostenible?, donde en 20 años más no tendremos playas vírgenes que enseñar, paraísos que vender y cascadas donde bañarnos; por lo que se entiende que es momento de hacer un cambio.

Si bien es cierto que muchas empresas se pueden mostrar reticentes al cambio también es cierto que estos proyectos suelen tener como beneficio un incremento en el gasto turístico de un 29% más de media y menos impacto ambiental en todo el destino, permitiendo así que la mayor afluencia de público no pueda generar una degradación de los recursos naturales tan drástica y que no destruya paradójicamente, uno de los principales reclamos para los turistas.

Respondiendo a la pregunta inicial, ¿hasta qué punto cambiarán estos dos grandes proyectos nuestro destino?, yo diría que mucho, este es un gran paso que desencadenará un gran cambio, porque ya es momento de que la República Dominicana sea una referencia en oferta mundial de turismo sostenible.

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