La República Dominicana aprovecha la recaída de Cuba

La República Dominicana aprovecha la recaída de Cuba
La República Dominicana aprovecha la recaída de Cuba

Santo Domingo quiere consolidarse como centro logístico del Caribe antes de que los cubanos consigan rehacerse de la era comunista.

Mientras Cuba está aplicando racionamiento de productos básicos, la República Dominicana cuenta con aumentar su economía por encima del 5% este año, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI). En los últimos cinco años la economía dominicana creció un promedio del 6,6% anual, la mayor cifra de toda Latinoamérica.

La perspectiva de una progresiva apertura económica de Cuba, gracias al acercamiento entre Raúl Castro y la Administración Obama, habían puesto una mayor presión sobre la República Dominicana para acelerar su desarrollo con el fin de consolidar sus potencialidades y así estar en las mejores condiciones para competir en el futuro con Cuba como «hub» logístico del Gran Caribe.

El cambio de actitud operado por la Administración Trump en relación a Cuba permite a los dominicanos seguir ganando tiempo, «beneficiados» además por los menores instrumentos de política económica de que dispone Puerto Rico, al depender de muchas decisiones que se toman en Washington, y por la falta de competencia por parte de Haití. Hoy por hoy, entre las grandes Antillas, la República Dominicana es la que cuenta con mayores posibilidades para gestionar su desarrollo.

La estabilidad política y económica de este país de once millones de habitantes, con una inflación media de 2,5% en los últimos cinco años, un paro reducido del 5,7% en 2018 (aunque hay que tener en cuenta que algo más del 50% de la economía es informal) y las mayores inversiones extranjeras directas del entorno, dibujan lo que el Gobierno de Danilo Medina presenta como «el milagro económico del Caribe».

Centro logístico

«En diez años me gustaría poder hablar de la República Dominicana como centro logístico del Caribe, ser algo así como Singapur o Dubái». Es la visión de Luisa Fernández, directora ejecutiva del Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación (CNZFE) dominicano. Cree que una futura liberalización política y económica de Cuba beneficiará a toda la región, también a su vecino país, porque creará sinergias y contribuirá a una mayor prosperidad del entorno. No obstante, advierte de que aun en el caso de que La Habana pueda aplicar cambios a sus estructuras, tardará tiempo en llegar a lo que la República Dominicana está consolidando. «Nosotros hemos llegado aquí por un esfuerzo de cincuenta años. Cuba tardará tiempo en alcanzarnos», afirma.

Ese retraso de Cuba, que afecta incluso a sectores tan históricamente ligados a esa isla como el sector de los cigarros, como se reconoce desde la propia industria, se ve de un modo muy claro en el turismo. En 2018, la República Dominicana llegó al récord de 6,5 millones de turistas, dos millones más que Cuba.

Capacidad turística

Pero no es solo cuestión de cantidad, sino de capacidad. El ministro dominicano de Turismo, Francisco Javier García, quien junto con la responsable del CNZFE y otros gestores económicos intervino en el Foro ABC América celebrado la semana pasada en Santo Domingo, destacó el salto en número de habitaciones que está realizando el país, que en este momento está construyendo más de 13.000 nuevas habitaciones y ha aprobado añadir otras 15.000 en tres años. También se están realizando inversiones en obra pública para mejorar la conectividad de las plazas turísticas, «la mayor en 50 años en este tipo de inversiones», afirmó el ministro.

El Banco de Reservas dominicano considera que el hecho de que Cuba pueda con el tiempo suponer una mayor competencia en el reparto de turistas eso no afectará negativamente a la República Dominicana. «Hay espacio para todos, y además cada cual puede desarrollar nichos específicos», declaró Emilio Hasbun, miembro de la dirección de BanReservas. En su opinión, en cualquier caso, Cuba tardará en tener un sector turístico tan competitivo como el dominicano. En la actualidad, alrededor del 40% de los turistas que llegan a la República Dominicana son de Estados Unidos, país que también aporta más de 200.000 residentes, algo en lo que Cuba de momento no puede competir.

Aunque el turismo, con un crecimiento anual de alrededor del 6%, cifra similar a la del crecimiento económico, explica el progreso del país, no es el único motor. Como contribución al PIB, el turismo se disputa el primer puesto con las manufacturas promovidas desde las zonas francas (especialmente dispositivos médicos, productos electrónicos y tabaco). En 2018 la fuerte demanda interna también empujó hacia arriba la economía.

Corrupción

El desarrollo de República Dominicana, no obstante, cuenta con algunos cuellos de botella. Leandro Campos, especialista en comunicación política y profesor en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, cree que cuando el Gobierno de Medina habla de «milagro económico» sobre todo está haciendo marketing internacional. Campos considera que esos crecimientos económicos de alrededor del 6% no están suponiendo una mejora evidente en el nivel de vida de la población, por más que las cifras oficiales hablan de un descenso de diez puntos de la pobreza en los últimos seis años (del 42,2% al 22,7%).

«En este país hay una gran corrupción; eso es algo que cada vez destacan más las encuestas, donde antes la corrupción aparecía más allá del décimo puesto y ahora está entre las dos o tres principales preocupaciones ciudadanas», afirma.

Campos destaca la falta de investigación del caso Odebrecht, que en principio evidenciaba altas cifras de sobornos para los máximos dirigentes de República Dominicana y que el presidente Medina quiso cerrar de modo prematuro e impropio, pues desde el poder ejecutivo creó una comisión exoneradora, cuando la investigación competía a la Justicia o al Congreso.

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