Los ataques al turismo dominicano puede que se estén desinflando, pero hay que seguir en estado de alerta máxima porque el enemigo nunca falla. Y la mejor manera de combatirlo es uniendo fuerzas por encima de filias y fobias, organizándose con equipos de expertos en contrarrestar estos asertos y no demorar la respuesta ante el cúmulo de desinformaciones. Los piratas siempre están al acecho.
El daño ya está hecho: han ido a por el mercado prioritario, a sabiendas de que es el primero en número y el líder en gasto. El objetivo era el turista estadounidense en origen y en verdad que han conseguido dar en la diana. Pero en turismo no hay mal que años dure, ni siquiera meses, y sobre todo si la malicia se sustenta en la mentira. Los corsarios han ganado una guerrilla, tal vez una batalla, pero no la guerra.
De esta crisis tan bien orquestada, tan minuciosamente planificada, el turismo dominicano tiene que salir reforzado. Más que nunca, los empresarios turísticos han de unirse como nunca lo hayan hecho, olvidando rencillas y dejando de lado egos y envidias. El fin primordial es estar preparados para futuros ataques de enemigos desconocidos, de contrincantes sin escrúpulos y de adversarios sin pudor.
Y no solo los empresarios turísticos sino que también los suplidores que han hecho fortuna con esta industria tan linda han de sumarse a los esfuerzos y a las estrategias que se pongan en marcha, especialmente las que se implementen desde la iniciativa privada. República Dominicana no estaría entre los países que más crecen en Latinoamérica sino fuera por esta actividad económica tan envidiable.
Hay que buscar la raíz del mal y desenmascarar a sus autores, qué duda cabe, y ojalá se logre lo más pronto posible, pero paralelamente hay que trabajar en contrarrestar las intoxicaciones y la falta de rigor de algunos medios de USA y de RD que no han contrastado las noticias y se han prestado, queriendo o no, al juego de los desalmados. Apiñados, con voluntad y sutileza, hay maneras y formas de revertir la situación.
Fuente: Arecoa