Se ha dicho muchas veces: la mayoría de los grandes incendios han iniciado con una simple chispa. En el caso que se nos ha presentado con turistas norteamericanos que reclaman haber tenido dificultades en el país, provocadas por comidas o bebidas, y otros casos de fallecimientos, han resultado en un conjunto de incidentes que han propiciado una gran ola de descrédito para nuestro país en los USA, con reclamos de los que dicen haber sido agredidos o de los parientes de aquellos turistas que perdieron la vida aquí.
Esa chispa inicial está representada por el caso de la señora Tammy Lawrence-Daley, quien reclama que fue brutalmente agredida por un empleado del hotel, donde ella y su marido, junto a otra pareja, pasaban sus vacaciones en Punta Cana. Ella no llevó a cabo, posteriormente, ninguna de las acciones que el raciocinio indica: hacer una denuncia formal ante la Policía o el Ministerio Público correspondiente, avisar a su Embajada o procurar el uso de un abogado que se encargara del caso. Se especula que, el incidente pudo haber sido una rencilla de carácter doméstico. La señora Lawrence, posterior a su regreso a California se dice que, reclamó una compensación de 2.2 millones de dólares al hotel para no hacer la denuncia pública.
Posteriormente, el incidente de la pareja que perdió la vida tarde en la noche dirigiéndose al aeropuerto, se sumó a lo que ya era un fuego iniciado. La noticia del incidente con David Ortiz le echó mucho más leña a ese fuego. Comenzó a hablarse de una campaña contra el país. Un político de oposición especulaba que era una manera de USA mostrarnos su desacuerdo con nuestras nuevas relaciones con China Continental. Una autoridad dominicana me observó que estaba seguro que, desde nuestro propio país se estaba alimentando esa campaña.
Se argumentó que al ser declarado destino a visitar este año, se quería proyectar a Puerto Rico por encima de RD; di un Google a eso y resulta que el artículo en el NY Times salió en enero 9, cuando nada de esto había sucedido. No tengo dudas que podremos demostrar que, todos estos incidentes tienen su explicación lógica y que RD no es culpable de ninguno de esos resultados. Se han exagerado las cancelaciones. Habremos de recuperarnos. Hay una lección que aprender, tanto por el sector público como el privado, analizando todo lo sucedido y preparándonos mejor en casos parecidos que se nos puedan presentar. Nuestro turismo seguirá adelante.