Por: Yaniris López
El 18 de julio de 2009, las Pozas de la Reina abrieron al público de manera oficial. En lo adelante, serían conocidos como los Saltos de Jima.
Un camino abierto y unas escalinatas de madera sin terminar llevaron a los primeros visitantes por un sendero a lo largo de un bosque pluvial en la comunidad de Charco Prieto, en Bonao, provincia Monseñor Nouel.
Diez años después, el Monumento Natural Saltos de Jima es un ejemplo de que conservación y uso público de los recursos naturales pueden no solo llevarse bien, sino ser usados como estrategia para fomentar el amor y respeto por la naturaleza.
¿Por qué? Gracias al programa de reforestación implementado entonces, a la identificación de especies invitando a su conservación y a la vigilancia permanente, las pozas tienen más agua, el bosque es mucho más copioso y la lluvia sigue haciendo acto de presencia de manera continua.
Son más de 10 los saltos que deja en su recorrido el curso alto medio del río Jima antes de su desembocadura en la presa de Rincón. Pocos excursionistas, sin embargo, los han explorado todos.
Amén de bañarse en los charcos, hacer senderismo o disfrutar de la espesa sombra, el paseo principal consiste en recorrer los 1.8 kilómetros desde la entrada hasta el salto número 1, una enorme cascadacuyas aguas descienden con fuerza y forman una piscina ancha de aguas muy frías. Trescientos metros más adelante, el salto número dos invita más bien a la contemplación antes que al baño.
Haga caso a los guías
Todavía no se paga por entrar y la falta de coordinación oficial en el lugar es notoria. Un acuerdo verbal entre guías y visitantes garantiza una buena experiencia.
Son ellos, los guías, los que mantienen en buenas condiciones el lugar, incluyendo el centro de visitantes, los que invitan a mantener el entorno, a disponer de los desechos sólidos y a respetar la flora y fauna del área protegida.
Y los que advierten a los viajeros de cometer ciertas imprudencias, sobre todo si ha llovido y las aguas corren bravas o las piedras están resbalosas.
DE INTERÉS
– Debido a su ubicación (unos 95 kilómetros al noroeste de Santo Domingo), paisajes y biodiversidad, los saltos se convirtieron en lo que se esperaba hace diez años: uno de los principales destinos ecoturísticos de República Dominicana.
– Traídos por las corrientes o dejados por los visitantes, un remolino atrapa desechos sólidos en un punto del río Jima.
– El río nace en la Reserva Científica Las Neblinas. Al suroeste de la presa de Rincón. Los charcos tienen nombre: La Trocha, Jengo, La Cabirma…
– Los saltos y sus alrededores fueron declarados monumento natural en octubre de 2009, tres meses después de su inauguración, cubriendo una superficie de 18.67 kilómetros cuadrados.
– Para ir, ubique el cruce de La Ceiba, en la autopista Duarte, doble a la izquierda y siga hasta los charcos. Hay lugar para parquearse en la entrada del monumento natural.