La rapidez y la comodidad marcan los viajes de gran parte de los turistas. No obstante, hay otros viajeros que quieren disfrutar del destino, pero también del camino, aunque signifique invertir más tiempo en los desplazamientos
Quizás el Transiberiano sea la ruta en tren más famosa del mundo. Es un trayecto de alrededor de 10 000 kilómetros que comienza en los fríos países rusos en el Viejo Continente, los atraviesa y, en tres diferentes ramales, llega a Beijing y a Vladivostok.
Para llegar a la capital china se puede elegir la ruta que pasa por Mongolia y su capital, Ulan Bator, o la que pasa por Manchuria.
Es el viaje soñado por los mochileros más bohemios y las mentes más románticas y nostálgicas, pero no es oro todo lo que reluce y aunque las rutas son las que son, los trenes varían mucho dependiendo del presupuesto. Si piensan en un viaje de lujo, con sillones de tapicería de terciopelo rojo, apliques dorados y maderas talladas, prepárense para rascarse el bolsillo.
Atravesar Siberia y llegar al Pacífico, o a Beijing, de esta manera puede costarle un mínimo de 5000 dólares. El “The Golden Eagle”, uno de los trenes más lujosos del mundo, vende sus billetes más económicos a partir de 15 000 dólares.
Los trenes regulares, que usa la gente local para desplazarse por motivos no siempre lúdicos son mucho más humildes. Se dividen en clases dependiendo del espacio, de las comodidades y, por lo tanto, del precio.
Para el viajero ávido de experiencias, este tren puede ser un paraíso en el que comprobar cómo se desarrolla la vida en el país dentro de un espacio cerrado antes de bajarse en alguna escala o llegar al destino final.
Palace on Wheels. El lujo de los maharajás hecho tren. El tren indio Palace on Wheels sale de la capital del subcontinente, Nueva Delhi, y llega a Agra, hogar del impresionante Taj Mahal, una semana después.
En el trayecto se visitan las principales ciudades del estado norteño de Rajastán: Jaipur, Udaipur, Jodhpur y Bharatpur, entre otras paradas.
Los vagones históricos desprenden lujo nostálgico por las cuatro esquinas. Cada una de las cabinas lleva el nombre de una piedra preciosa: la rubí, decorada en tonos rojos; la perla, en tonos nacarados y amarillentos, y la zafiro, en azul.
Todas ellas incluyen televisión, aire acondicionado, música y conexión a internet. Por encima de estas estancias están la superdelux suite y la suite presidencial, 30 % más espaciosas que las anteriores.
Los precios van desde los 3000 dólares a casi 14 000 dependiendo del alojamiento y de la temporada en la que se desee viajar.
El nombre de este tren siempre estará ligado a asesinatos, intrigas, misterio y literatura. Agatha Christie convirtió el Orient Express en el escenario perfecto para una de las aventuras del detective belga Hércules Poirot: “Murder on the Orient Express” o “Murder in the Calais Coach”, como se publicó en Estados Unidos.
Este ferrocarril comenzó a circular en 1883 y cubría la ruta Londres-París-Constantinopla, la actual Estambul. Su nombre pronto se asoció al lujo y el glamur de finales del siglo XIX y principios del XX.
Ahora el Orient Express, Venecia–Simplon ha retomado el nombre del mítico tren y ha hecho gala del esplendor de su predecesor. Este nuevo convoy hace el recorrido entre Londres y Venecia con vagones de gran valor de los años veinte y treinta del siglo pasado.
Y por si el aire antiguo de los vagones no es suficiente, ofrecen un servicio de mayordomos.
En la página web lo describen como un ícono del diseño “art déco” e invitan a reavivar el romanticismo de los trenes mientras se viaja por las ciudades más fascinantes de Europa. ¿El precio? Desde 3000 dólares por pasajero, dependiendo de temporada y alojamiento.
The Blue Train. El eslogan del denominado The Blue Train es “una ventana al alma de África”. Es un tren directamente dirigido al turismo y no solo al desplazamiento.
Trenes por dentro
En el tren dividen los compartimentos para pernoctar entre Deluxe Suites y Luxury Suites. En todas las estancias, la madera tiene un protagonismo destacado. El interior de este ferrocarril es bonito y lujoso, pero el atractivo también está en el exterior: el paisaje sudafricano. Poder disfrutarlo a bordo del Blue Train puede costarle alrededor de los 2000 dólares.
Sin embargo, existen alternativas más económicas para poder hacerlo con el placer añadido de viajar como un local y aventurarse a la oportunidad de conocer más del país de su mano. En definitiva, también tenemos la posibilidad de disfrutar de un viaje sin pensar en el destino, dando mayor importancia y obteniendo placer mientras permanecemos en la ruta.