El fin de semana largo pasado estuve hospedado en un hotel de Bávaro, y observé un comportamiento diferente a ocasiones anteriores, que aunque no pudieran ser tomado como concluyente, por la poca muestra de la observación, podemos partir de ella para hacer algunas acotaciones.
Lo primero es que generalmente ese hotel tiene una buena ocupación, pero de extranjeros; no de dominicanos. He estado varias veces en ese establecimiento, En ocasiones anteriores solía ver una o dos familias dominicanas, entre viernes y domingo; no así en otros días de la semana.
Esta vez –de acuerdo con informaciones obtenidas a través de un empleado del hotel- había una ocupación de 500 huéspedes. Sin embargo, 200 de ellos (alrededor del 40%) eran dominicanos y los restantes extranjeros.
Para nosotros resulta muy bien que ese hotel, de 600 habitaciones, tuviera esa ocupación. No obstante, ese hotel, como otros de Punta Cana, ha tenido que conquistar el mercado nacional, en plena temporada alta, para lograr ese nivel. Otro hecho de valor a ese planteamiento, es que una de las emisoras de mayor rating de nuestro país tiene un anuncio promocionando precisamente a Punta Cana y Puerto Plata, aunque concluye elogiando a República Dominicana.
El aporte esencial de la industria sin chimenea a la economía nacional está en la generación de divisas, traídas por los extranjeros que visitan los hoteles. La estructura del turismo, especialmente de Bávaro-Punta Cana, está diseñada para extranjeros, y un ejemplo palpable es que los precios de los productos y servicios están colocados en dólares.
Además de pagar en dólares u otras monedas los paquetes vendidos por los turoperadores o las compras de las estadías directamente a los hoteles, los extranjeros desparraman dólares u otras monedas extranjeras en la economía local: Cambian en los aeropuertos, pagan algunos servicios o productos y dan propinas en dólares, principalmente, contrario a los dominicanos que lo hacen básicamente en pesos.
Aunque nos regocijamos con el hecho de que más dominicanos puedan visitar los hoteles nacionales, lo cual demuestra las bondades de nuestra economía, debemos mantenernos atentos y reforzar, si es necesario, la promoción del país en el exterior, no vaya a ser que el impacto de la campaña negativa contra República Dominicana tome fuerza de dragón, y detenga el crecimiento sostenido y planificado de nuestro turismo, que en 2018, cuando recibió unos 8 millones de visitantes no residentes, se mantuvo como líder en El Caribe y Centroamérica, y la economía dominicana sea afectada, si disminuyen las divisas recibidas por esa vía, que en ese año ascendió a US$7,560.7 millones.