Con el objetivo de aportar una nueva perspectiva sobre la Agricultura Familiar y el papel del pequeño productor en la erradicación del hambre, las Naciones Unidas (ONU) realizaron este domingo el lanzamiento regional del Decenio de la Agricultura Familiar 2019-2028.

La ONU escogió a la República Dominicana como sede para el lanzamiento, en donde participan representantes del sector de más de 19 países, incluyendo delegados de gobiernos, organizaciones de la agricultura familiar, de jóvenes, mujeres, parlamentarios, instituciones académicas, sector privado, empresarial y cooperativo, ONG y Agencias del Sistema de Naciones Unidas.

La actividad marca el inicio del desarrollo regional de los siete pilares del Plan de Acción Mundial de América Latina y el Caribe de la Agricultura Familiar, y busca aportar al fortalecimiento de la seguridad agroalimentaria a nivel mundial.

A la vez, dejar establecida las iniciativas y nuevas estrategias que serán adaptadas a las necesidades de los países miembros del cónclave.

Julio Berdegué, Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al pronunciar las palabras de apertura dijo que, “la agricultura familiar es fundamental para el desarrollo y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, e indicó que sin ella no podemos erradicar la pobreza extrema y menos aún seremos capaces de alcanzar la meta ODS2, de Hambre Cero”.

Concluyó diciendo que “la FAO se pone a la disposición de los gobiernos de nuestra región y de las organizaciones de la agricultura familiar, para que en diez años más, cuando nos reunamos a hacer el balance de la década, podamos sentirnos orgullosos de los resultados concretos alcanzados por este concilio”.

Durante su alocución y bienvenida a los participantes, el ministro de Agricultura de la República Dominicana, Osmar Benítez, indicó que este decenio servirá como marco para promover mejores políticas públicas de agricultura familiar y ofrece una oportunidad única para contribuir a poner fin al hambre, la pobreza y al logro de los objetivos de desarrollo sostenible.

Expresó que, la agricultura familiar aportar cerca del 57% de las contribuciones de la agropecuaria a la economía nacional durante el pasado 2018, superando los 221 mil millones de pesos. Sostuvo que esto con pequeños productores con una superficie menor o igual a las 40 tareas, es decir, 2.5 hectáreas.

Resaltó la participación de la mujer en la producción rural y la agricultura familiar, dijo que la misma es de un 31.2%. “La inclusión de la mujer en las labores del campo nos coloca en segundo lugar en América Latina y el Caribe en su participación en la producción agrícola”, enunció.

Sostuvo que el Gobierno dominicano ha puesto en práctica un marco de políticas pública que consolidan su compromiso con la agropecuaria nacional, sustentado en los siguientes ejes: ampliación del crédito agrícola, titulación de tierra a pequeños agricultores, innovación y capacitación para la competencia.

Así mismo, sanidad agropecuaria e inocuidad agroalimentaria, infraestructura rural, promoción de las exportaciones, protección del medio ambiente y cambio climático, política fiscal favorable para el agro, reforma y modernización institucional y promoción de la asociatividad.

Agricultura familiar en la región

La agricultura familiar está en el centro del mundo rural de América Latina y el Caribe, ya que aporta entre el 57 y el 67% de la producción alimentaria de la región, y genera empleo para más de 60 millones de personas.

El evento se desarrolla hasta el próximo 27 de agosto, cuenta con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), y el Ministerio de Agricultura de la República Dominicana.

Según la FAO, la actividad es una gran oportunidad para impulsar la innovación en los sectores productivos, por lo que invita a los agricultores a tener un mejor y mayor acceso a la innovación digital y a tecnologías, herramientas que les permitirán modernizar su producción, integrar nuevos conocimientos, aumentar su productividad y acceder a mercados más dinámicos, sostenibles y con más oportunidades.

Las estadísticas mundiales definen que 8 de cada 10 explotaciones agrícolas de la región son de agricultura familiar, con más de 16.5 millones de asentamientos, donde el 56% de ellas están en América del Sur; un 35% en América Central y México, y un 9% en el Caribe, aportando más de 60 millones de empleos en todo el territorio.

Las cifras muestran que más de un 80% de todos los asentamientos agrícolas que se encuentran en Brasil, República Dominicana, El Salvador, Granada, Guatemala, Nicaragua, Panamá y Santa Lucía, son o forman parte de la agricultura familiar de cada nación.

Un 23% de las tierras agrícolas de América Latina y el Caribe están en manos de pequeños productores, y en los países andinos sólo un 13% se dedican a este tipo de producción, con un tamaño promedio de sus predios en 13 hectáreas; y para el Cono Sur, el tamaño promedio se reduce a 2.5 hectáreas.

Papel de los agricultores familiares

La agricultura familiar ofrece una oportunidad única para garantizar la seguridad alimentaria, mejorar los medios de vida, gestionar mejor los recursos naturales, proteger el medio ambiente y lograr un desarrollo sostenible, en especial en las zonas rurales.

Gracias a su sabiduría y cuidado de la tierra, los agricultores familiares son los agentes de cambio que necesitamos para lograr el Hambre Cero, un planeta más equilibrado y resiliente, y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En la República Dominicana, la Agricultura Familiar representa aproximadamente 69% al 80% de la producción; con un 57% de las unidades productivas de pequeñas familias con un promedio de 1 tareas hasta 35; alrededor de un 12%, es de familias que poseen más de 50 a 100 tareas.

Un ejemplo de la producción en dominicana es el caso del café, donde desde el padre, la madre y los hijos contribuyen al desarrollo de su cultivo, esto sumado a las oportunidades de empleo que ofrecen a las pequeñas demarcaciones de producción.