Por: Sabrina Díaz Escalona
En nuestro país cada vez está más en boga el turismo ecológico y, en especial, ese al que solo puedes llegar si andas bien montado. Vivir la experiencia de una verdadera aventura en vehículos todo terreno es el objetivo principal de algunos grupos quienes con una actitud de camaradería, colaboración y servicio hacen de cada excursión por los lugares más inhóspitos de nuestra media isla, una experiencia fuera de serie.
Llega el fin de semana y ya todo está planificado para emprender un nuevo reto en la ruta seleccionada por los participantes del viaje. 9:00 A.M. ¡Comienza la aventura!
Los miembros del grupo se reúnen en el punto de partida, cualquier bomba de gasolina próxima a la salida de la autopista correspondiente (claro está que tenga un Food Shop). Café, agua, refrescos o una pequeña bien fría no pueden faltar para un día lleno de adrenalina y calor. Partimos en filita india a nuestro destino. Nos acompañan hermosos paisajes, niños sonrientes en las zonas rurales que nos dan la mejor bienvenida.
El asfalto se convierte en tierra y lodo, empieza a dificultarse el camino y podemos ver los primeros trillos (hoyos de lodo con las marcas de las gomas de vehículos que han pasado anteriormente), que te harán “jamaquearte” lado a lado como licuadora en arranque, si llevas alguna bebida en la mano procura tenerla tapada para que no termines como pollito mojado al final del camino.
Cada 4×4 se enfrenta cara a cara al reto de cruzar exitosamente cada trillo, unos con mayor dificultad que otros pero con ayuda de sus compañeros y los winchers, vencen todos cada tramo del camino como un gran equipo.
“Enchivarse”, es algo normal y es en ese momento en que los copilotos y compañeros bajan de sus vehículos con botas, dispuestos a enlodarse para poder sacar el jeep o camioneta amarrando sus winchers a los árboles o a otros vehículos con mayor potencia. Todos esperan pacientemente haciendo fotos y vídeos hasta que pase el último. Una logística de radio comunicación ayuda al conductor a llevar a cabo las destrezas necesarias para salir del trillo.
Atravesamos kilómetros y kilómetros de tierra y lodo, una vegetación única, el calor empieza a sentirse, llegamos al punto final y aparece el más esperado, EL RIO, justo aquí cada participante sabe que logró hacer la ruta completa y es tiempo de relajarse. Un buen baño, un “cocinao”, una cervecita y un millón de anécdotas de otros viajes amenizan el momento.
El sol va bajando, dan las 6:00 P.M. es tiempo de volver a nuestros hogares, salimos nuevamente a la autopista por la vía más rápida y segura, haciendo claro está las paradas correspondientes para comprar queso de hoja, dulces, chicharrón, batata asada, entre otros antojitos. Llegamos al peaje y la fila de vehículos se va haciendo cada vez más corta, cada quien toma su camino. Informan paulatinamente que han llegado bien a sus hogares por el grupo de Whatsapp.
Agradecimientos y mucha satisfacción les llegan a la mente, están felices de haber conocido un lugar nuevo del país, donde entraron en contacto con la naturaleza, compartieron con los panas, dejaron el vehículo con tanto lodo que no se distingue su color original y pusieron a prueba todas sus capacidades.
Un buen baño y a descansar, esperando ver cual nueva ruta nos trae la próxima semana…
¡Esa fue mi experiencia con el grupo Exploradores 4×4! Dime, ¿te atreverías tú a unirte?