Japón y Las Malvinas son los dos principales destinos turísticos de lujo en el mundo, según el primer monográfico presentado por Observatur, el observatorio nacional del turismo emisor, una entidad privada dedicada a analizar el sector.
El país nipón ha recuperado el tirón tras el accidente nuclear de Fukushima, que diezmó el turismo. Ahora es el favorito gracias también a la mejora de la conexión.
Las Maldivas, con más de 1.200 islas, de las cuales apenas 200 están habitadas, es el segundo destino más deseado por los turistas de lujo. Este archipiélago perdido en mitad del océano índico ofrece un lugar paradisíaco y perfectamente aislado para este perfil de viajero.
Los países de África oriental y del sur no se quedan muy atrás. Aunque los safaris siguen siendo uno de los principales atractivos de estos lugares, la caza ha perdido fuerza, según el análisis de Observatur. Los ricos ya no quieren disparar a animales, prefieren fotografiarlos, así como mezclarse con pueblos locales y conocer sus costumbres.
Según el estudio, el cambio generacional ha empezado a mostrar la llegada de nuevas tendencias: Los ricos quieren viajes de crecimiento personal, “espirituales o solidarios”, ha explicado Franco.
Los destinos exóticos y las actividades humanitarias o relacionadas con el ecologismo, ganan atractivo. La preocupación de las emisiones de CO2 y el interés por el medioambiente están favoreciendo nuevos formatos de negocio, como el slow travel (viaje relajado que escapa de la masificación turística) o el glamping (acampadas al aire libre sin renunciar al lujo y la comodidad).
Los viajes de autor responden también a esa búsqueda de exclusividad de los turistas más acaudalados, y se mezcla con la demanda de una mayor personalización. Este modelo de negocio permite que los clientes disfruten de una experiencia única e irrepetible, ya que los viajes de autor suelen venderse como ediciones limitadas. El turista de lujo gasta de media 11.800 euros y representa un 17% del grupo, según la encuesta de Observatur.