El Empire State Building reabrió el pasado el sábado su observatorio en la planta 102 después de casi 10 meses de trabajo. Ahora ofrece una vista de 360º desde la torre del rascacielos más famoso del mundo, un símbolo de Nueva York.
La construcción de la planta 102 comenzó en enero de 2019 dentro del «capullo» suspendido -una estructura de andamio circular- más alto de Nueva York. El capullo permitió que el trabajo se llevara a cabo sin impacto alguno que molestase a las personas que visitaban el observatorio del piso 86. El diseño y el trabajo estructural, que destacan no sólo por las vistas exteriores sino también por la elegancia histórica de los elementos originales, fueron realizados por un equipo de expertos de primer nivel.
La renovación de esta plataforma es el tercer paso de un proyecto que tiene cuatro, comenzó hace 4 años y medio, y cuyo coste total alcanza los 165 millones de dólares (147 millones de euros).
Las dos primeras fases se centraron en mejorar la calidad de la visita y reducir al máximo las colas, que a veces se extendían fuera del edificio. Para ello, Empire State Realty Trust, la compañía propietaria del edificio, creó por primera vez una entrada dedicada a los visitantes del observatorio, que hasta ahora entraban de la misma manera que los trabajadores de oficina.
Vistas de Manhattan desde la planta 102 del Empire State Building – Drew Angerer/Getty Images/AFP
En la segunda fase se abrió un pequeño museo en el primer piso, en el camino entre la entrada y los ascensores, que permite dispersar a los visitantes y reducir aún más las colas.
La tercera etapa comenzó en enero con el cierre del observatorio del piso 102, a 351 m de altura, durante varios meses para proceder a su renovación, antes de reabrir el pasado sábado. «La estrategia -dice Jean-Yves Ghazi, presidente del Observatorio del Empire State Realty Trust- era eliminar la mayor cantidad de obstáculos posible».
Las paredes de más de 1,10 m de altura que bloquearon parte de la vista alrededor del observatorio, por ejemplo, han sido reemplazadas por grandes ventanas. El hueco del ascensor ahora también está hecho de paredes de vidrio, lo que permite al visitante disfrutar de la vista incluso antes de abrir las puertas.
Una vez fuera, la transparencia de este elevador ofrece la capacidad de observar el panorama de 180º, independientemente de dónde se encuentre el visitante.
La entrada cuesta 58 dólares para las plataformas de observación en el piso 86 y 102, y 38 para el observatorio en el piso 86. Hay otros tipo de entradas, con experiencia premium, o los famosos City Pass o New York Pass, con el que se compran entradas para varias atracciones.
La cuarta y última etapa verá la apertura, en el piso 80 y para fin de año, de un observatorio adicional, que permitirá a los turistas construir la ruta de su visita a Nueva York con la ciudad a sus pies.
Los asistentes experimentan su primer momento de asombro absoluto cuando se adentran en un ascensor enteramente hecho de cristal en la planta 86. A medida que ascienden los 16 pisos a través de un recientemente renovado pozo de cristal hasta la planta 102, podrán disfrutar de una perspectiva nunca antes vista del mástil de la torre y vislumbrar sus mundialmente famosas luces. Una vez que el ascensor se acerca a su destino, los visitantes pueden echarle un vistazo a las impresionantes vistas antes de salir y acceder al observatorio. Compuesta por 24 ventanas de cristal de 2,5 metros de altura, la planta 102 es una plataforma de observación cerrada, con sistema de climatización controlada y apta para todo tipo de climas que ofrece vistas de 360 grados de la urbe y más allá desde el corazón de la ciudad de Nueva York.