La imagen de la fotografía es el monte Uluru, casi en el centro de Australia. Multitud de personas acudieron a escalarlo este viernes porque era el último día en que está permitido. Desde este sábado pasado, nadie puede subir a un monte que es sagrado para los aborígenes del país.
El monolito, que no hace tanto se llamaba Ayers Rock, y que es emblemático porque se yergue en una zona especialmente llana, ha quedado excluido de la presencia humana por legislación estatal.
El monte es sagrado para los Anangu, la tribu local en cuyo territorio se eleva. Hasta ahora, los indígenas rogaban a los turistas que no lo escalaran, aduciendo sus motivos. Pero el éxito de sus pedidos ha sido más bien nulo. La prohibición definitiva de la escalada fue anunciada en 2016 y al año siguiente, transición para la situación que comienza ahora, vió como los visitantes aumentaban un 16 por ciento. Pero en las últimas semanas de septiembre y octubre el monte se ha visto literalmente invadido. Vean, si no, la fotografía.
El viernes, los escaladores se encontraron con problemas por los fuertes vientos.
La escalada, aunque no es una montaña especialmente alta dado que apenas tiene 348 metros, es muy problemática. A diferencia de lo que ocurre en otras escaladas, el problema en el Uluru, en verano, son las altas temperaturas que pueden llegar a los 47 grados. Las muertes por deshidratación han sido muy frecuentes en la historia. Además, en algunos puntos, la escalada es muy peligrosa.