Altos responsables estadounidenses, presidentes extranjeros y directivos de grandes empresas internacionales se congregaban a partir de este martes en Arabia Saudita con ocasión de su «Davos del desierto», al contrario de lo ocurrido en la edición de 2018, boicoteada tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Las autoridades anunciaron que más de 300 participantes de 30 países asistirán al Future Investment Initiative (FII), un acontecimiento anual de tres días destinado a mostrar al país como una economía dinámica atractiva para las inversiones extranjeras.
«Más de 6.000 responsables y participantes están presentes. Es más del doble que en la primera edición del FII [en 2017], el avance es increíble», se congratuló Yasir Al Rumayyan, director general del fondo soberano saudita (Public Investment Fund, PIF), en la ceremonia de apertura.
El consejero y yerno del presidente Donald Trump, Jared Kushner, considerado próximo al príncipe heredero, debía llegar junto a los secretarios estadounidenses del Tesoro, Steven Mnuchin, y de Energía, Rick Perry, según el FII.
El primer ministro indio, Narendra Modi, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, el rey Abdalá II de Jordania y varios jefes de Estado africanos también previeron participar.
Entre los asistentes, se encuentran los presidentes de Blackstone Group y de SoftBank Group, dos compañías de gestión de activos de primer orden, así como los presidentes de los fondos soberanos de Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Singapur y Rusia.
«El FII de este año es muy diferente del del año pasado. La amenaza de las sanciones que pesa sobre Arabia Saudita por su acción en materia de Derechos Humanos, que condujo a boicots el año pasado, quedó atrás», declaró a la AFP Ryan Bohl, del centro de reflexión estadounidense Stratfor.
La edición del año pasado se vio lastrada por el asesinato, el 2 de octubre de 2018, del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudita de Estambul, que provocó una gran polémica.
El caso empañó la imagen del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, un reformista, cuya responsabilidad fue cuestionada por la ONU.
– Armaco, a bolsa –
Pero un año después, será la entrada en bolsa del gigante petrolero público Armaco, prevista para el 11 de diciembre, según la cadena saudita Al Arabiya, la que estará en el foco de atención.
El reino, primer exportador mundial de crudo, prevé introducir hasta el 5% de Armaco en bolsa, una empresa que tiene una valorización de entre 1,5 y 2 billones de dólares, según estimaciones.
Las consecuencias mundiales del asesinato de Khashoggi pusieron a prueba las alianzas tradicionales del reino con las potencias occidentales y ensombrecieron el ambicioso programa de reformas del príncipe heredero para sacar al país de su dependencia del petróleo.
La CIA habría concluido que el príncipe heredero, dirigente de facto del país ultraconservador, probablemente ordenó el asesinato.
En una entrevista con la televisión estadounidense, Mohamed bin Salmán aceptó cargar con la responsabilidad del caso, porque tuvo lugar «bajo [su] reinado» pero negó haber ordenado el asesinato.
Tras ese escándalo, el gobierno saudita reforzó su política de apertura a la cultura y al entretenimiento, acogiendo conciertos espectaculares, reduciendo las restricciones de los derechos de las mujeres y concediendo, por primera vez, visados turísticos.
Pero, aún así, a Riad le sigue costando captar las inversiones extranjeras que tanto necesita.