Los ministros de turismo de los países que integran el G20, los países más ricos del planeta, han acordado desarrollar medidas para reducir la tensión entre los residentes y los turistas así como la destrucción del entorno en los lugares que están afectados por lo que ellos llaman “exceso de turismo”.
En una declaración que emitieron en su reunión en Kutchan, Japón, los ministros acordaron trabajar en pos de “manejar el turismo para el beneficio tanto de los visitantes como de los residentes”.
Normalmente estas declaraciones quedan en nada, pero significa que el asunto empieza a figurar en las agencias de las naciones como un punto que queda bien tratar.
La declaración dice que el turismo es bienvenido como vehículo para el crecimiento económico y la creación de empleo, pero el aumento del mismo provoca grandes desafíos como la preservación de las riquezas naturales, la congestión y la relación entre visitantes y residentes.
El ministro japonés de Turismo, que era el anfitrión de la reunión, Kazuyoshi Akaba, dijo que “hemos de estudiar medidas para corregir la tensión entre turistas y locales así como proteger el medio ambiente”.
Entre las ciudades que todo el mundo tiene en mente figuran Amsterdam y especialmente Venecia. En Japón hay problemas en el monte Fuji, Kyoto y Kamakura.