Por Manuel Suárez
La industria turística es cada vez más diversa, esto así por los cambios que se registran en el gusto del viajero. Tanto en la hotelería como en otros renglones que conforman la oferta de ocio, se viven innovaciones que en épocas pasadas eran impensables.
En RD, por ejemplo los hospedajes tradicionales integrados por hoteles, se encuentran ahora con el creciente modelo de alojamientos extrahoteleros, que vienen acompañados de un abanico de posibilidades y propuestas para todos los gustos. Tal es la acogida que tienen plataformas como Airbnb que ya registra más de 17 mil propiedades en el país.
Ante el crecimiento de la demanda para esta innovadora oferta de hospedaje en dominicana, la propia presidenta de Asonahores, Paola Rainieri, ha reconocido que este modelo “llegó para quedarse en RD”. Hasta septiembre de año, la cifra de visitantes que han optado por alojarse fuera de establecimientos hoteleros representa el 6%, mucho que decir para un segmento hasta hace poco desconocido en el país.
Sin embargo, hay un elemento que preocupa al sector turístico dominicano en medio de la tan atractiva modalidad, y es el hecho de promover este tipo de reservas una competencia desleal, en el caso de no estar hasta el momento regulada esa actividad.
De regularse debidamente las ofertas extrahoteleras, los representantes turísticos del país no tendrían ningún inconveniente con seguir viendo florecer el fenómeno de los alojamientos de características muy distintas a los hoteles