El turismo digital empieza a ser una realidad. Los viajeros buscan experiencias hiperpersonalizadas, sin complicaciones a la hora de organizarlo que sea rápido y si puede ser eco-friendly mejor.
Para hacer frente a toda esta demanda los empresarios del sector se han dado cuenta de las ventajas de la tecnología. Conocer al cliente y personalizar la oferta es cada vez más sencillo gracias al Big Data. A través de esto tienen acceso a la información necesaria para tomar decisiones, no sólo respecto al cliente si no al negocio en general, pudiéndose adelantar a los cambios en el mercado.
El Internet de las cosas toma protagonismo en el sector. Su mayor aportación tiene que ver con la sostenibilidad. Al posibilitar que el establecimiento esté sensorizado, monitorizado y controlado puede saber qué parámetros (consumo de electricidad, de agua, cantidad de residuos producidos…) variar hasta conseguir ser respetuosos con el medioambiente. Todo ello dará una imagen y una posición diferenciada a la marca, siempre y cuando no sólo se busque esa mejora de la marca sin cumplir realmente con el compromiso medioambiental.
Redes sociales. Ya no es suficiente con tener una página Web atractiva y buenas reseñas en buscadores de viajes. Un post en Instagram puede ser claves para atraer al turista que se fija en el diseño y la imagen del establecimiento. Se trata de ampliar la comunicación, tener un modelo omnicanal en redes con contenido de calidad.
Además de la imagen, el nuevo turista demanda inmediatez. Un apartado en el que la oferta se divide ya que apostar por la digitalización absoluta excluiría a las generaciones que siguen sin manejarse por la red o que simplemente no les gusta y optan por la forma tradicional. Por ello, el empresario debe decidir en qué gestiones es necesario y positivo un trato personal y cercano y en cuáles es mejor optar por la rapidez y eficiencia de un algoritmo o proceso digital.
Desde el punto de los expertos la clave está en la digitalización como herramienta para hacer vivir al turista experiencias únicas, que nadie más haya vivido. Por eso trabajar en un entorno digital con herramientas de gestión flexibles y ágiles es algo necesario. Todo ello debe estar apoyado por un cambio cultural dentro de la misma empresa.
La actividad turística en Epsaña se supera cada año. Supone ya más de un 11% de PIB nacional, genera el 30% de los puestos de trabajo del país y sigue creciendo a doble dígito rozando el 11% anual. Si esto no es suficiente, para que nos hagamos una idea de la magnitud del sector, nuestro país, de 42 millones de habitantes, ha recibido 82 millones de turistas en el último año.
Son cifras récord y la tendencia indica que así seguirán, en las estimaciones más optimistas hasta 2040, apalancándose básicamente en el abaratamiento de los vuelos de largo radio que permitirán que los turistas procedentes de Norte América puedan visitarnos con mayor facilidad y la irrupción de los millennials asiáticos, concretamente los procedentes de China.