La Organización Mundial del Turismo (OMT) ha presentado durante la jornada ‘Transforming Tourism for Climate Action’, celebrada este martes en la Cumbre del Clima, el informe ‘Emisiones de CO2 del sector turístico relacionadas con el transporte – resultados de la modelización’ que prevé que para 2030 la cantidad de CO2 relacionada con el transporte del sector turístico ascenderá a 1.998 millones de toneladas, es decir, un aumento del 25% respecto a 2016.
El secretario ejecutivo adjunto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), Ovais Sarmad, ha afirmado que ese porcentaje de gases emitidos podría disminuir con el trabajo «conjunto» de todos los implicados para «tomar medidas ambiciosas».
Sarmad ha recalcado la importancia del sector turístico por ser una «locomotora de la economía», ya que en 2018 generó el 10% del PIB mundial y millones de puestos de trabajo, 1 de cada 5 según el informe. Este sector, que creció un 50% más deprisa que la economía mundial, también es el responsable del 8% de las emisiones de efecto invernadero a nivel mundial.
«Todo desaparecerá por culpa de incendios, sequías, olas de calor… No se ha hecho lo suficiente, el sector tiene que hacer más y los gobiernos tienen que alinear sus políticas», alertaba Sarmad.
El informe se ha centrado especialmente en el efecto que tiene el transporte del sector turístico en el medioambiente, cuyas emisiones constituyen el 5% del total mundial.
Además, también apunta a que el número de turistas que viajan a través de las fronteras alcanzará los 1.800 millones para 2030, a los que se sumarán otros 15.600 millones de turistas nacionales. «Este crecimiento traerá muchas oportunidades, pero no puede dejar a nadie atrás y hay que desacoplar el crecimiento de las emisiones que produce», ha remarcado el director ejecutivo de la OMT, Manuel Butler, quien destaca la importancia de garantizar un modelo para las generaciones futuras.
Los responsables políticos de varios países han discutido las medidas que estaban llevando sus gobiernos para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
La secretaria de Estado de Turismo en funciones, Isabel Oliver, ha remarcado la importancia del turismo para España, «que llega a sumar un 45% del PIB en algunas zonas del país«, un sector que aún puede seguir creciendo, aunque de forma «responsable, ética y sostenible», según ha recalcado.
Además, ha destacado la «oportunidad» y la «responsabilidad» que tiene España para liderar este cambio. Oliver marca como objetivo el superar problemas que «acechan» como la pérdida de identidad de algunos destinos, la saturación de los espacios o la contaminación ambiental.
Oliver también ha hablado sobre la importancia que tiene el cuidado del medio ambiente para el Estado, que tiene «interiorizados» los principios del turismo sostenible 2020-2030 con ministerios interrelacionados o con el liderazgo en el programa ‘One Planet Sustainable Tourism‘, junto a Francia.
«España no puede ser ajena a los grandes desafíos globales que estamos viendo en materia de medio ambiente. No solo como imperativo moral, sino como una necesidad y este Gobierno lo ha asumido como una prioridad», recalcaba. «El futuro no solo está en lo material, sino en lo que heredarán las generaciones futuras».
Por su parte, la representante de las islas Seychelles ha destacado alguna de las acciones que ha tomado el Gobierno para la reducción de combustible en la aviación y de residuos plásticos. Además, ha citado un estudio realizado en las Seychelles que mostró que cerca del 80% de los turistas estaría dispuesto a pagar un impuesto de entre 10 y 40 dólares para combatir el cambio climático.
La embajadora francesa para el Clima, Brigitte Collet, apuntaba que Francia es el primer destino turístico del mundo desde 1980, lo que «no impide alcanzar los objetivos del Acuerdo de París» y ha señalado la preocupación de los propios turistas por medir su propia huella.
Por último, Carlos Gentile, Secretario de Estado para el Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de Argentina, ha alertado de la transformación que están experimentando las zonas turísticas debido al cambio climático: el aumento del nivel del mar o el aumento de las temperaturas tendrá consecuencias irreversibles para destinos populares como los bosques andinos.