Por: Pau Morata
Tal como se ha recogido en este digital, Gabriel Escarrer hijo se ha manifestado contundentemente respecto del crecimiento del alojamiento extrahotelero en pisos y/o apartamentos “turísticos” y, por otro lado, de los cruceros. Y ha abogado por un modelo turístico y que este sea sostenible.
La carencia de un modelo es, desde los inicios del turismo vacacional español, uno de los problemas implícitos a los que casi nunca se ha querido hacer frente. Y de ahí que aún ahora se produzcan esos crecimientos sin contención en los dos subsectores arriba mencionados, que han recibido la crítica del empresario mallorquín.
Bien está que en el sector se escuchen cada vez más voces partidarias de la sostenibilidad. No obstante, hubiera sido preferible escucharlas muchas décadas antes cuando el desarrollismo hotelero no solo era imparable sino estimulado y fomentado por el Estado mediante aquellos créditos que tanto contribuyeron a la actual ausencia de un modelo de desarrollo sostenible.
Sin ánimo de criticar al directivo arriba citado, cabe recordar que, como sostienen algunos teóricos de la literatura empresarial centrada en estrategia, la peor competencia es, por invisible al principio, la que llega desde fuera del sector propio, considerado este en sentido estricto. Y es a medida que esos competidores ganan presencia y restan clientes cuando suelen dispararse las alarmas.