Si te encuentras viviendo o vacacionando en República Dominicana de seguro que en tu agenda tendrás días en los que quieres darte una escapada corta, de esas que apenas duran un día pero que te permiten reconectar con la naturaleza o la vida cotidiana de algún lugar no muy lejanos a la capital, en lo que asiduamente llamamos “allí”.
Y es precisamente en esos “allí” en los que encontramos destinos de ensueño que deleitan tus sentidos, y te permiten reconectar con la parte exploradora que hay en tí.
Bonao, el municipio cabecera de la provincia Monseñor Nouel nos ofrece múltiples opciones de ocio que puedes disfrutar en apenas una jornada. Si nos inclinamos por los balnearios, Fula, Camellón y los Saltos de Jima cuentan con espacios realmente acogedores, con una amplia oferta gastronómica; si lo que buscas es un lugar tranquilo para almorzar, las opciones de restaurantes ecológicos como el Complejo Eco turístico El Anzuelo y Rancho Guacamayos se llevan la delantera, pues son lugares en donde puedes pescar y degustar el fruto de tu gran esfuerzo en entornos que relajan tu mente y tu alma.
Concepción de La Vega, culta, olímpica y carnavalesca, La Vega siempre tiene motivos para ser visitada. En febrero, sus carnavales dominicales, tanto el de La Boa que se celebra en horas de la mañana, como su desfile vespertino, presentan un gran colorido en lo que se ha convertido la gran fiesta de la creatividad carnavalesca dominicana. La opción de turismo de fé con su Santo Cerro, Catedral y Museo Sacro se mantiene durante todo el año como una de las más completas del país, a esta podrías sumarle una parada especial en el Parque Nacional Histórico y Arqueológico de La Vega Vieja, fundado en 1494 y en donde un 21 de septiembre de 1496 se realizó el primer bautizo católico de América al indígena Guaticaba y doce miembros de su familia por parte del gran evangelizador, Ramón Pané.
Matanzas, en la provincia Peravia nos encontramos con este especial municipio en el que se puede disfrutar desde su Plaza del Maíz, en Quija Quieta, hasta Punta Salinas de una variada oferta culinaria. La visita al Monumento Natural Las Dunas de Baní, Las Salinas, pozas de sal marina cuya producción datan de la época pre colombina, así como el disfrute de las playas ubicadas en la extraordinaria Bahía de Las Calderas: Playa Salinas y Playa Corbanitos, hacen de este enclave turístico un refugio natural para quienes gusten escaparse a vivir nuevas sensaciones en ambientes poco comunes y con los servicios básicos para un disfrute de calidad.
San Pedro de Macorís, el Refugio de Vida Silvestre Río Cumayasa y Cueva de Las Maravillas te espera para redescubrir el encanto paisajístico de ese lugar, así como la refrescante Fuente de Oro en la cual además de un buen baño los fanáticos de la fotografía encuentran un escenario único para dejar fluir su pasión en su entorno, hábitat de una gran variedad de aves nativas como migratorias. Ya en el pueblo una parada para comer pasteles en hoja en donde Amable o una inmersión en Rincón Cocolo figuran como opciones muy apetecibles. Por su parte, el Museo del Ron Barceló se presenta como una alternativa para quienes deseen conocer los orígenes del ese especial licor.
San José de Ocoa, la benjamín de las provincias dominicanas ofrece al visitante una hospitalidad sin paragón, desde la llegada al parque Libertad, un paseo por Los Martínez o Rancho Arriba, todo se traduce en caras sonrientes y gente buena para compartir. Al momento de comer, Cocina de la Casa, La cocina de Mabel o la Terraza Gloria son lugares que te harán recordar una y otra vez el sabor de antaño de la comida criolla dominicana. Los dulces de Lolín y Doña Nena te harán recordar la esencia más exquisita de los campos dominicanos gracias a ese singular estilo con el que caramelizan, o envuelven en cremas naturales, frutas y vegetales como el higo y la papa, todo ello en una majestuosa dilatación de sabores para el paladar.
Cotui, dicen que en este municipio es en donde canta la Guinea, pero aquí además de esa exquisita ave pueden encontrar en el entorno de la presa dos opciones muy especiales para comer: Peces de agua dulce como la Trucha, o los peculiares Pollos a la puya que cocinan de una forma muy singular en el distrito municipal de Quita Sueños. Deleitarse con su entorno paradisiaco y disfrutar de su nueva ruta de murales resulta la excusa perfecta para una escapada a la ciudad de oro dominicana. Si en cambio el viaje es en febrero, su colorido carnaval resulta el compromiso con la creatividad en el que los papeluses, platanuses y funduses se combinan con la alegría de Juanpa y el General Cocotico.
Hato Mayor, tierra de Trapiches y Minutas, cuenta con algunas de las rutas de cacao más hermosas del país, en las que se ofrecen a degustar el fruto de los dioses y la experiencia puede terminar en uno de sus maravillosos ríos. Por su parte, ranchos como Don Rey, Callita y Paraíso Caño Hondo ofrecen la oportunidad de disfrutar de sus instalaciones, exquisita gastronomía y la belleza natural que les rodea. Los más aventureros, de enero a marzo pueden disfrutar del avistamiento de las Ballenas Jorobadas, mientras que los exploradores cuentan con una gran variedad de cuevas por descubrir en el Parque Nacional de los Haítises.
Higüey, el centro de peregrinación más visitado de la República Dominicana se puede encontrar en este municipio y es que visitar a la Patrona del pueblo dominicano, la Virgen de la Altagracia reviste de gran importancia para los seguidores de la fé católica, mientras que en el pueblo se puede aprovechar para conocer lugares como el Museo de la Altagracia, las Tres Cruces, la Iglesia de San Dionisio o el Pozo de la Virgen. A la hora de comer, El patio de Minverva te espera, con su deliciosa comida criolla, sus gansos juguetones y decoración al más puro estilo vernáculo.
La red vial de conexión con los pueblos del interior se mejoran día a día en República Dominicana, así como se incrementan las coberturas de asistencia gratuita en carreteras y el sistema 911 se ha ampliado dentro del territorio nacional, lo cual hace factible viajes de un día a destinos cercanos, simplificando lo que en buen dominicano llamamos “un vamo allí”.