“Quería aprender español, viajar y conocer una nueva cultura. Pero, además, quería ver cómo podía gestionar situaciones diferentes porque estaba muy cómodo con mi rutina. Sin familia, sin amigos, sin conocer el idioma ni la cultura, pierdes la seguridad que tienes en tu vida, es un viaje a lo desconocido”. Jonas, suizo de nacimiento, viajó a España en 2019 para practicar turismo idiomático, una modalidad del turismo cultural que persigue la adquisición de una habilidad linguísitica, así como un mayor conocimiento de la cultura local. Se trata de una tendencia al alza que, según recientes estudios, genera anualmente 2.000 millones de euros.
La principal motivación para realizar este tipo de turismo es perfeccionar el idioma y poder crecer profesionalmente en el futuro, aunque quienes se embarcan en este tipo de experiencias a menudo esgrimen una segunda causa: crecer personalmente. La idea es simple: afrontar situaciones desconocidas permite conocerse mejor a uno mismo, y sobrellevar tesituras complicadas.
Una reciente encuesta llevada a cabo por la escuela de español en Barcelona evidencia que, para los alumnos que deciden realizar experiencias de esta índole, el viaje implica salir de la zona de confort, y romper con la rutina. Muchos de los encuestados manifestaron aburrimiento y la necesidad de nutrirse de nuevas vivencias como razones para embarcarse en una aventura de este tipo.
“Yo lo he hecho ya varias veces, primero en Nueva Zelanda y Australia, para aprender inglés y ahora en España. Para mí, viajar es entender a las personas y conocer nuevos lugares, personas y culturas diferentes. También aprendes mucho de ti mismo, por eso he repetido”, asegura Tomás, un joven italiano que se ha trasladado a España recientemente.
Como Tomás, millones de personas se desplazan a otro país anualmente para estudiar un idioma. No hay datos oficiales, pero, según datos proporcionados por el Instituto Cervantes, se estima en 2.000.000 el número anual de turistas idiomáticos, 273.000 de los cuales recalan en España; una cifra que crece cada año. “No disponemos de estadísticas oficiales sobre el Turismo idiomático, pero sí de la información aportada por los propios centros acreditados que apuntan en esta dirección. Se ha notado un interés creciente por la figura “Centro Acreditado por el Instituto Cervantes” y constatado la apertura de nuevas organizaciones y centros que abren líneas de actividad de español como lengua extranjera y que acceden a la acreditación de nuestra institución para facilitar su internacionalización. Todos los años, el Instituto Cervantes, recibe solicitudes de nuevos centros que quieren obtener esta acreditación”, aseguran fuentes de la organización.
No es de extrañar, si se tiene en cuenta que el español se disputa con el francés y el chino mandarín el segundo puesto en la clasificación de idiomas más estudiados como segunda lengua
Imagen de las instalaciones de Expanish.
De media, cada estudiante registre una estancia de casi un mes (27 días), siendo Cataluña, Andalucía, Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla y León las comunidades que reciben un mayor número de alumnos, precisamente aquellas en las que el Instituto Cervantes cuenta con más centros acreditados.
Además, los datos recogidos por FEDELE en su estudio “Español en España, informe sectorial” (2018) registran la siguiente distribución según el origen de los visitantes: el 80,3% proviene de Europa, el 7,7% de América, el 9,3% de Asia, el 1,1% de América del Sur y el 0,8% de África. El Instituto Cervantes, a través de la información que reportan los centros acreditados, asegura que en los últimos años se ha producido un incremento muy importante de los estudiantes de origen asiático.
En cuanto al perfil predominante del turista, se trata de un viajero fundamentalmente joven y con alto nivel de formación, con nivel socio-económico superior a la media de turistas. La mayoría son mujeres y hay una clara preponderancia en la franja de 20-29 años, seguida de los menores de 20 años y los estudiantes entre 30-39. Entre los motivos de su elección, destaca su interés por aprender, por familiarizarse y por desenvolverse en un nuevo entorno social y cultural.
«Quizá el aspecto que más llama la atención del turista idiomático en nuestro país es que se trata de un viajero altamente satisfecho con la experiencia. En el estudio de Turespaña (2008) se muestra su elevada valoración global de la estancia idiomática, puntuada con 8,5 sobre un máximo de 10. Este elevado índice de satisfacción tiene un claro efecto multiplicador, ya que, según los datos de ese mismo estudio, el 84% de los estudiantes tiene intención de repetir la experiencia. A ello se añade el efecto de recomendación que el estudiante realice con posterioridad sobre su entorno, lo que le convierte en prescriptor potencial de la estancia lingüística», afirman desde el Instituto Cervantes.