Los años bisiestos suelen ser una verdadera complicación para quienes nacen o mueren un 29 de febrero. Pero, al parecer, dos profesores de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, Maryland, tienen la solución perfecta para que en lo adelante no existan los años bisiestos que nos acompañan desde que comenzó a implementarse hace más de cuatro siglos el calendario gregoriano por el cual se rige hoy casi todo el mundo.
Los años bisiestos existen porque la órbita de la Tierra y los tiempos humanos no están completamente sincronizados. (Ilustración de Getty Creative)
Los años bisiestos existen porque la órbita de la Tierra y los tiempos humanos no están completamente sincronizados. Nuestro planeta necesita exactamente 365 días, cinco horas, 48 minutos y 46 segundos para completar su ciclo de 930 millones de kilómetros alrededor del Sol.
Fue el Papa Gregorio XIII quien a partir de 1582 promulgó el uso de un nuevo calendario (gregoriano en honor a su nombre) para equilibrar los tiempos humanos con los del año solar.
Este almanaque, que se usa en casi todo el mundo y que se implementó paulatinamente para sustituir el calendario juliano, tiene 11 meses de 30 o 31 días y un mes (febrero) más corto, con 28 días de duración, que cada cuatro años tiene 29 días, y por eso ese año se llama bisiesto.
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Pero los académicos Richard Conn Henry y Steve H. Hank tienen una idea mejor y están proponiendo reemplazar el actual calendario por una “versión mejorada”.
Esta tendría 364 días, el año comenzaría siempre un lunes y usaríamos siempre el mismo almanaque. También cumpliríamos año el mismo día de la semana y febrero tendría 30 días, como varios meses del año, según explica el astrónomo Richard Conn Henry.
«El calendario será exactamente el mismo, todos los años», explica sobre las particularidades de esta nueva propuesta que por ahora llaman “calendario Hanke-Henry”, por sus apellidos.
Pero, ¿por qué cambiar nuestro calendario si ha funcionado bien desde hace más de cuatro siglos?
Según explica Henry, el problema está en la precisión del calendario gregoriano, que fue hecho por los más sabios matemáticos y astrónomos de la época, incluido el controvertido astrónomo Galileo Galilei.
“El calendario gregoriano fue creado por personas que sabían lo que estaban haciendo, y es muy preciso. Ese es el problema. No necesitamos un calendario terriblemente preciso. Lo que necesitamos es un calendario que sea adecuado para que los seres humanos ordenen sus vidas», explica Henry.
Nuestro planeta necesita exactamente 365 días, cinco horas, 48 minutos y 46 segundos para completar su ciclo de 930 millones de kilómetros alrededor del Sol. (Foto Getty Creative)
Henry no trabajó solo en esta nueva propuesta. Buscó para que lo ayudara a su colega, el economista Steve H. Hanke para que “descubriera las implicaciones económicas” del nuevo calendario.
De acuerdo con sus cálculos, los costos iniciales serían menores que el ajuste del año 2000, que en los EEUU fue de aproximadamente 100,000 millones de dólares. Pero “los beneficios de no tener que reproducir calendarios físicos cada año lo pagarían de inmediato”, asegura Hanke.
También entre los beneficios de esta propuesta destacan que tener las fechas en el mismo día de la semana eliminaría las ineficiencias en la planificación y programación que tiene el calendario gregoriano, ya que, de vez en cuando, las empresas deben agregar una semana a sus trimestres fiscales.
Por ejemplo, dicen, Apple lo hizo en el primer trimestre de 2012, cuando informó ganancias muy buenas y fuertes, pero “tenían una semana extra de ingresos”, aclara Hanke, y un año después, el primer trimestre de 2013 parecía comparativamente débil, porque carecía del beneficio de esa semana extra, por lo que sus acciones cayeron.
Según el análisis de Hanke, su nuevo calendario “soluciona ese problema” porque las empresas funcionarían en trimestres de 91 días.
Los especialistas también vieron el impacto que tendría este nuevo calendario en los días feriados en EEUU. Todos caerían en el lunes, exceptuando el Día de la Independencia y el Día de Acción de Gracias. También la Navidad sería siempre un domingo.
«No se interrumpirá una semana con un feriado federal los miércoles o martes», explica Hanke. «Evitar interrupciones ahorrará mucho dinero: nuestros cálculos son que alrededor de 575 dólares por año y por persona, en términos de pérdidas económicas que se evitarán, porque la gente tendrá un largo descanso el fin de semana».
Hasta ahora, la propuesta de estos dos profesores no ha encontrado consenso en cómo se celebrarían los cumpleaños. A muchos no les ha agradado la idea de celebrar su cumple todo el tiempo en un mismo día de la semana. Si cae en sábado o domingo, feliz; pero en otra fecha ya es algo más complicado para organizar un festejo.
Este almanaque, el cual se usa en casi todo el mundo y se implementó paulatinamente para sustituir el calendario juliano, tiene 11 meses de 30 o 31 días y un mes (febrero) más corto con 28 días de duración, que cada cuatro años tiene 29 días, y por eso ese año se llama bisiesto. (Foto Getty Creative)
Otro punto polémico de este calendario es cómo lograr implementarlo. El actual demoró varios siglos para encontrar consenso. Aunque es el más generalizado, existen otros cuatro calendarios en el mundo por los que se rigen varios países.
Los dos profesores proponen que sea por Orden Ejecutiva del presidente. “Hay una persona que podría promulgarlo, y podría hacerlo de inmediato. Y ese es el presidente Donald J. Trump”, asegura Henry.
“Si pudiera tener media hora con él en la Oficina Oval, lo estaríamos adoptando este año. No hay duda al respecto, porque el presidente finalmente sería persuadido”, argumentó el astrónomo, quien también cree que sería motivacional para el mandatario que el calendario nuevo llevara su nombre, igual que el emperador romano Julio César y el Papa Gregorio XIII.
«Hemos redactado una orden ejecutiva para que Trump la firme», asegura Hanke, quien predice que los estados del país harían lo mismo después del gobierno federal, luego las empresas y, en última instancia, el resto del mundo.
Optimista, el profesor, quien cree además que si se necesitó primero un Julio César y después un Papa para reformar con éxito nuestros tiempos, igual un presidente de EEUU podría hacerlo.