El coronavirus hunde el turismo en Italia, un sector clave para la economía del país, pues representa más del 13 por 100 del Producto Interior Bruto. A la vista de que la lluvia de cancelaciones sigue creciendo –entre el 60 y el 90 por 100 en las grandes ciudades- y teniendo en cuenta la evolución de la epidemia, con vertiginoso aumento de contagios (2.263 infectados y 79 murtos, según el balance del martes), Confturismo- Confcomercio han hecho nuevos cálculos. En el segundo semestre, desde el 1 de marzo hasta el 31 de mayo, se prevé unas pérdidas de 7.400 millones de euros, con una caída de las presencias en Italia de 31,6 millones.
«La situación es dramática para todo el sector», comenta el presidente de Confturismo-Confcomercio, Luca Patané. Según él, «el turismo italiano está pagando las consecuencias de una comunicación mediática mucho más letal del virus; es más, el peor virus es la histeria. Por esto somos considerados los propagadores de la epidemia, se nos teme y nos tienen aislados». El presidente Luca Patané solicita la intervención del gobierno para «terminar con la prohibición de entrada de italianos en países extranjeros y el bloqueo que se está produciendo de los flujos turísticos extranjeros hacia Italia».
Especialmente pesimista se muestra también el empresario milanés, Carlo Sangalli, presidente de Confcomercio Empresas y de la Cámara de Comercio de Milán: «Se corre el riesgo de que el destino Italia desaparezca del mapa del turismo internacional. La ola de contagios de la última semana está produciendo daños difícilmente recuperables».
Esos daños son muy visibles ya en todo el país, en particular en las tres regiones más afectadas por la crisis –Lombardía, Venéto y Emilia-Romaña-, las más ricas de Italia. De las 20 regiones italianas, las tres citadas representan el 40 por 100 del Producto Interior Bruto. La capital lombarda sigue siendo una ciudad semidesierta y en buena parte paralizada. A los museos milaneses casi no acuden turistas. Algunos, como la Pinacoteca Brera y el Cenaculo siguen hoy cerrados. A los bares y restaurantes acude muy poca clientela.
Cartel de cierre del Caffè Napoli – A. G. F.
Algunos locales se ven obligados a cerrar ante la dificultad que entraña cumplir ciertas reglas del gobierno, consideradas «justas» por los virólogos, como el mantener una distancia de seguridad entre las personas de un metro. Por ejemplo, este ha sido el motivo del cierre de los numerosos locales de la cadena «Caffè Napoli», explicando la medida en un cartel colocado en la puerta firmado por su abogado. Al lado de un «Caffè Napoli» en via Vitruvio 38 de Milán aparecen cerradas otras tiendas, bares y restaurantes, o una peluquería con un cartel en el que su propietario anuncia que se marcha «de vacaciones» y desea «buena salud a todos».