Tocada y hundida. La industria turística vive sus horas más críticas. La expansión del coronavirus por todo el mundo y la declaración del estado de alarma se han convertido en la tormenta perfecta que amenaza con frenar en seco a la locomotora económica de muchos países.
Tras la anulación de Las Fallas valencianas y la cancelación de la Semana Santa tradicional de muchos destinos, el sector turístico se encuentra en jaque y confiesa estar «ante la crisis más grave a la que se ha enfrentado nunca, superando incluso la quiebra de Lehman Brothers, pues ahora se está produciendo la caída de reservas más dramática y más veloz de la historia», asegura José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de la Alianza para la Excelencia Turística, Exceltur.
De hecho, según admite, «el coronavirus está provocando la práctica paralización del sector y nos enfrentamos a una situación de emergencia para el tejido empresarial turístico».
Exceltur ha echado cuentas y los números resultan inquietantes. Según la encuesta puesta en marcha por el lobby turístico, desde el inicio de la propagación del Covid-19 la caída en las ventas de las empresas turísticas españolas se situaban al cierre del pasado 11 de marzo en el -46%. A esta cifra se ha llegado en apenas diez jornadas.
De mantenerse estos ritmos, el sector turístico español perderá en 2020, según las estimaciones de Exceltur, entre 18.825 millones de actividad directa e indirecta (si dura dos meses) y 33.668 millones (si dura 4 meses).