El vuelo CM308 procedente de Panamá toma tierra en el aeropuerto internacional de Las Américas, Santo Domingo, en una pista desierta. El resto de la terminal, que suele acoger un intenso trasiego de turistas, ofrece una estampa muy diferente a la habitual como consecuencia del coronavirus.
Un exiguo pasajero desembarca vía “finger” y guarda fila para someterse al procedimiento exigido a todos los recién llegados. Personal del aeropuerto, debidamente protegido con mono, gafas, mascarilla y guantes, apunta a cada viajero, como si de una pistola se tratara, con un termómetro que toma la temperatura a distancia.
Ninguno tiene fiebre pero, de presentar unas décimas de más, el pasajero en cuestión habría sido conducido al dispensario médico del aeropuerto y se hubiera dado parte a Salud Pública que, de confirmar que es portador del coronavirus, lo sometería a aislamiento o procedería a su ingreso hospitalario.
Se trata de personas “que están regresando a sus países de origen y que se encontraron con esta situación” estando fuera de su lugar de residencia, tanto los que llegan a suelo dominicano como los que se van, explicó a Efe Luis José López, responsable de comunicación de Aerodom, empresa concesionaria de seis aeropuertos en el país.
La disposición del Gobierno dominicano que, desde este lunes, prohíbe los vuelos con destino o procedencia de Europa, sumada a la anulación de diversas rutas aéreas.