El sector turístico de la demarcación de Tarragona asume que no podrá hacer ni un euro de caja esta Semana Santa. El año pasado, por ejemplo, el empleo en la Costa Daurada y las Terres de l’Ebre se situó entre el 85% y el 90%. Uno de los grandes activos para estas fechas en los últimos tiempos ha sido el turismo deportivo, que en 2019 llevó más de 25.000 deportistas en la demarcación, para participar en diferentes competiciones. Unos eventos, principalmente los de categorías infantiles, que será muy complicado poder reprogramar.
La principal locomotora turística del territorio, PortAventura, tenía que abrir puertas este mismo viernes para empezar la 25ª temporada, pero no lo podrá hacer. El parque es un destino habitual de viajes de fin de curso de escuelas de todo el Estado y también algunas de Francia e Inglaterra, que también se mueven por el resto del territorio. La gran mayoría de establecimientos, sin embargo, han optado por hacer ERTE.
En las Terres de l’Ebre, el sector turístico también da la temporada de este año completamente por perdida. A pesar de que la orden de confinamiento acabara a las puertas de Semana Santa, no se reciben consultas ni reservas, e incluso se han cancelado las que tenían cerradas antes de la crisis sanitaria del coronavirus. El sector ya venía muy tocado por los estragos del Gloria, que impactó fuertemente en el delta y en todo el litoral.
«Planteando el mejor de los escenarios, que sería que el estado de alarma se levantara a finales de abril, podemos prever que será un verano más que nefasto y que no podremos hablar de recuperación hasta el próximo verano», valora Juanjo Bel, portavoz de l’Associació de Turisme Rural de les Terres de l’Ebre (ATUREBRE). El sector confía en que los primeros síntomas de recuperación se puedan hacer notar a los puentes y festividades de fin de año pero «la normalidad» que se desea no prevén que llegue hasta el verano del 2.021.