Ningún segmento turístico se ha visto tan golpeado en su reputación por el COVID-19 como los cruceros, según la revista mundial, The Economist, que aventura que la crisis de imagen que viven las navieras con casos como el del barco Zaandam, de Holland American con decenas de enfermos a bordo y varios muertos al que ningún puerto quiere dejar atracar, se traduzca en un impacto irreversible.
Las tres grandes navieras mundiales como son Royal Caribbean, Carnival y Norwegian Cruise Line se han depreciado en Bolsa entre un 70 y un 80% en pocas semanas y se verán afectados porque el segmento de población donde más éxito tienen, el de los mayores de 60, que suponen un tercio de su clientela, le costará volver a este producto y puede que prefiera otras alternativas como los hoteles.
Las autoridades estadounidenses y británicas, de hecho, llegaron a lanzar avisos sin precedentes para sugerir que los mayores de 70 años no deberían ir en crucero por razones sanitarias, a la vez que el paquete de ayudas de Estados Unidos no incluía al sector ya que para acogerse a ello era necesario tributar en el país o tener el grueso de su actividad en él.
No obstante, el presidente Donald Trump anunció que intentaría ayudar al sector, que cuenta con un mejor balance que por ejemplo las aerolíneas, aunque a la larga, según The Economist, el problema será que le costará más que a otros sectores recuperar la confianza de los clientes.