El turismo italiano, a diferencia del español, se ha unido y ha elevado una petición formal y documentada al gobierno de Giuseppe Conti, pidiéndole ayuda urgente.
Italia es el primer país occidental en verse totalmente paralizado por la pandemia y es el que también acumula el mayor número de muertos. El negocio del transporte y del turismo está absolutamente paralizado. Sus empresas están muertas. Nada funciona. Lógico con la alarma sanitaria tan potente, pero desgraciado para la economía.
Los mayores operadores del país se han unido en una campaña que está recogiendo firmas a partir de un manifiesto, en el que se afirma que el sector es fundamental para el país y que su hundimiento pone en peligro una facturación de 230 mil millones de euros anuales.
Afirman los promotores que quieren asumir la responsabilidad de la seguridad para la salud y que por ello entienden el bloqueo y que la recuperación será larga y lenta. Pero afirman que “se necesita un apoyo inmediato para las empresas de turismo y eventos, que de otro modo no podrían sobrevivir, lo que provocaría un efecto de cadena en el empleo en el sector y, en consecuencia, en la economía italiana.” Por ello, piden al gobierno la creación urgente de una mesa de crisis para tomar decisiones.
Los promotores son ASTOI, la patronal de viajes que representa el 90 por ciento del sector; FTO, que representa a los mayoristas y los siguientes operadores: Alpitour World, Gattinoni Group, Robintur Travel Group, Alidays, Bluserena, Futura Vacanze, Giver, Ideas for Travelling, World Map Travel, Naar, Nicolaus-Valtur, Ota Viaggi, TH Resorts, Trinity Study Tours, Uvet y Veratour. Están todos, desde luego.