El papa Francisco ha vuelto a hablar hoy claro en su mensaje de Pascua del Domingo de Resurrección antes de impartir la bendición urbi et orbi (a la ciudad y al mundo), la segunda que ofrece durante la pandemia después de realizar otra bendición extraordinaria a finales de marzo.
Jorge Mario Bergoglio no se ha asomado al balcón central de San Pedro, pese al soleado día de Roma, sino que ha leído desde el interior de una basílica extrañamente vacía. Tampoco esperaban los 70.000 fieles que el año pasado acudieron para ver al Papa en directo. El coronavirus que ya ha provocado más de 100.000 muertos en todo el mundo lo ha impedido.