En pocas décadas, viajar ha pasado de ser un placer reservado para las clases altas a estar al alcance de casi todos los bolsillos. Los avances en la industria aerocomercial y el boom del turismo dejaron en 2019 la cifra de 1.500 millones de desplazamientos a nivel mundial, según datos de la Organización Mundial del Turismo. En 2020 se preveía un crecimiento de entre el tres y el cuatro por ciento, pero el coronavirus va a echar por tierra cualquier cálculo previo.
El impacto del Covid-19 en la industria del turismo es indudable: el virus ha paralizado el mundo, los aires están sin aviones y los destinos, desiertos. Y hasta que se encuentre una vacuna, la gente se verá obligada a cambiar sus hábitos turísticos. Porque una cosa parece clara: «No vamos a renunciar a viajar, es algo que forma parte ya de nuestro día a día y de nuestras necesidades básicas en el mundo occidental», reflexiona al teléfono Joan Molas, que fue 12 años presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT).
«Después de tener casa, comida, educación, sanidad y ropa, la sexta necesidad es el ocio de las vacaciones, que se ha incorporado en la forma de ser de las personas», añade Molas, convencido de que la gente saldrá de sus casas tras el confinamiento con más ganas todavía de viajar. La pregunta es cómo mientras no exista una vacuna que nos inmunice.
«Lo que va a pasar ahora», analiza el periodista de viajes Alberto Menéndez, «es una vuelta al turismo doméstico, de proximidad, en el que se dé valor a lo propio. Será un momento perfecto para redescubrir las maravillas de nuestro país, una vuelta a lo sutil».
Inmerso ahora en el proyecto The Traveler Project tras recorrer medio mundo, Alberto Menéndez cree que la gente va a coger algo de miedo a los grandes viajes después de esta pandemia. «Los turistas habituales van a estar reticentes a esos grandes desplazamientos porque va a haber una desconfianza lógica en cómo va a estar el mundo después de esto».
Con esa idea coincide Clemente Corona, de la revista Tu Gran Viaje, convencido de que esta situación «va a despertar la pasión de viajar por España». Los españoles se mueven mucho, pero apenas el diez por ciento del turismo viaja al extranjero. Y de ese diez, la mayoría se queda en Portugal, Francia o Italia. Es decir, no somos un país que emita mucho turismo.
Van a aumentar los viajes cortos y de proximidad, el ida y vuelta en un día»
«Van a aumentar los viajes cortos y de proximidad, el ida y vuelta en un día, con más turismo interior que de playa. Se potenciará el turismo rural y se van a evitar las multitudes. Y lo de la segunda residencia va a ser como volver a la casa del pueblo», añade Clemente Corona.
Los expertos consultados tienen claro que la pandemia va a obligar a cambios profundos en el tema sanitario, al igual que los atentados del 11-S revolucionaron para siempre los sistemas de seguridad en los aeropuertos. «Antes del 11-S se volaba de manera muy diferente», recuerda Clemente Corona, que vivió en Manhattan el atentado contra las Torres Gemelas. «Eso cambió para siempre la seguridad y los derechos de los pasajeros: se perdieron privilegios a cambio de seguridad».
Hoy se tiene asumido que para subirse a un avión hay que pasar varios controles de seguridad y nadie se echa las manos a la cabeza. Algo similar puede ocurrir con el tema de la salud en los próximos años si la vacuna tarda en llegar. «Esto va a marcar un antes y un después en ese sentido, está claro», agrega Joan Molas.
«Esto va hacer que se exija a todas las empresas que tengan relación con el público una serie de requerimientos legales y sanitarios. Yo, por ejemplo, no me acercaría a un buffet a desayunar ahora, con gente de 15 países diferentes en un hotel de playa, todo el mundo tocando todo, tosiendo…», aporta Clemente Corona.
En cuanto la situación mejore y terminen los confinamientos, se espera que la Organización Mundial de la Salud establezca ciertas normas de seguridad para los viajes. Por ejemplo: ¿se podrá viajar en avión sin respetar una mínima distancia de seguridad? «En un avión el contacto y la cercanía son absolutas», indica Joan Molas. Además, los aviones están diseñados para que vuelen el máximo número de personas posibles. Y si por motivos sanitarios la flota se reduce a la mitad, será la muerte de muchas aerolíneas y arrastrará al hoyo a gran parte de la industria.
Sin embargo, todos confían en que tarde o temprano el turismo recupere los números de 2019, con millones de personas volando a diario a destinos por todo el mundo y la maquinaria a tope. «En el momento que llegue la vacuna, la gente perderá el miedo y se olvidará de alguna forma de esto que estamos pasando», señala Clemente Corona.
«A pesar de todos los retos que tenemos por delante, esto no será así para siempre», aseguraba a Forbes a mediados de marzo John Lovell, presidente del Travel Leaders Group, la mayor agencia de viajes de Estados Unidos. «Los viajes el turismo son una industria muy resistente que ha resurgido una y otra vez después de enfermedades y desastres naturales».