La pandemia del coronavirus podría amenazar la estabilidad financiera mundial, según el último informe del Fondo Monetario Internacional. El Covid-19 ha creado una crisis humana y de salud sin precedentes con más de 120.000 muertos en todo el mundo. Las medidas para contener el virus han desencadenado una recesión económica cuya gravedad y duración ya se compara con el crack de 1929.
El FMI aprecia «un aumento significativo en los riesgos a la baja para el crecimiento y la estabilidad financiera» por el fuerte endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, junto con el dramático deterioro de las perspectivas macroeconómicas.
El informe financiero alerta de la caída del PIB mundial y estima una probabilidad del 5 % (un evento que ocurre una vez cada 20 años) de que la economía global se contraiga más de un 7,4 %, mientras que en su escenario central cifra el retroceso en el 3 %.
Una recesión «más grave y prolongada»
La propagación global del coronavirus implica medidas de contención más duras y duraderas, acciones que pueden conducir a un mayor endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, cuyo resultado será una recesión «más grave y prolongada». Tal ajuste puede exponer vulnerabilidades financieras que se han intensificado en los últimos años, en un entorno de tasas de interés extremadamente bajas.
Los bancos tienen más capital y liquidez, han sido sometidos a pruebas de resistencia y a un mayor control de supervisión. Además, la acción coordinada de los bancos centrales debería ayudar a aliviar las posibles tensiones de liquidez, pero la capacidad de recuperación de las entidades puede quedar en entredicho ante una gran recesión.
Las grandes caídas en los precios de las acciones sugieren que los inversores están preocupados por la rentabilidad y las perspectivas del sector bancario. La preocupación es que los bancos y otros intermediarios financieros pueden actuar como un amplificador si la crisis se agudiza aún más.
Papel crucial de los bancos centrales
De cara al futuro: los bancos centrales seguirán siendo cruciales para salvaguardar la estabilidad de los mercados financieros mundiales y mantener el flujo de crédito a la economía en un entorno de caídas bursátiles, bajada de los precios de los activos de riesgo, aumento de los diferenciales de crédito y signos de estrés en los mercados de financiación a corto plazo.
Las políticas monetarias, fiscales y financieras deberían «amortiguar el choque y garantizar una recuperación constante y sostenible» una vez que la pandemia esté bajo control, señala el documento. El FMI sostiene que «está listo para hacer valer todo el peso de sus recursos: primero, para ayudar a proteger las economías más vulnerables del mundo y, a largo plazo, para fortalecer la eventual recuperación».
Con todo, el organismo apela a «una coordinación internacional estrecha y continua» que será esencial para «apoyar a los países vulnerables, restaurar la confianza del mercado y contener los riesgos para la estabilidad financiera».