Uno de los grandes interrogantes del coronavirus son las vacaciones. En plena fase de «desescalada», parece que este verano será más patrio que nunca. En el cronograma orientativo para la transición hacia una nueva normalidad elaborado por el ministerio de Sanidad se recoge que entre el 4 de mayo y octubre «fronteras exteriores cerradas y apertura progresiva y controlada». Es decir, sin extranjeros hasta octubre. Ayer, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, no puso fecha, ni siquiera de forma aproximada, a la reapertura con Francia y Portugal, una decisión que ha vinculado en exclusiva a criterios de salud pública.
La campaña de verano del turismo, en peligro: las fronteras estarán cerradas hasta octubre
¿A dónde podremos viajar en España durante la desescalada?
La falta de un control ante el coronavirus que garantice la seguridad de los viajeros llevó ayer al Gobierno alemán a prolongar hasta el 14 de junio su recomendación respecto a los viajes turísticos de sus ciudadanos al extranjero. «Aún no hemos llegado a un punto por el cual podamos recomendar con seguridad y sin que plantee inquietudes realizar viajes al exterior, por lo que consideramos necesario prolongar la advertencia hasta mediados de junio», declaró el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, que de este forma prorrogó una medida emitida por primera vez el 17 de marzo ante la extensión global del Covid-19.
Hasta entonces, la recomendación afectaba solo a las regiones consideradas de riesgo, entre ellas España, y enfría aún más las expectativas del sector turístico español. Hace unos días, el comisionado de Turismo del Gobierno alemán, Thomas Bareiss, advirtió a los más de once millones de alemanes que visitan España que en los próximos meses no podrán hacerlo por el coronavirus. La prorroga significa un «hasta nuevo aviso» y de ahí que, desde Berlín, se haya hecho una llamada a la necesidad de coordinar las medidas frente a la pandemia. «Ahora mismo, no se puede garantizar la seguridad del viajero, ya que la pandemia no se ha controlado», añadió. Maas aludió a la complejidad que ha supuesto la repatriación a Alemania de unos 230.000 ciudadanos que quedaron varados en distintas partes del mundo cuando empezaron a cerrarse fronteras y a suspenderse vuelos ante la extensión de la pandemia.
El titular de Exteriores ya advirtió que no pueden esperarse unas «vacaciones como las habituales» a causa de las restricciones a la libre circulación a escala global, aunque sí se espera que pueda hacerse turismo interior, aunque con restricciones y respetando las normas de distanciamiento social e higiene. Alemania, con una tasa de mortalidad moderada, ha aplicado medidas menos restrictivas que en otros países y ha logrado aplanar la curva de crecimiento de la epidemia. «Las drásticas restricciones al tráfico aéreo y otras formas de viaje persisten a escala global y el tráfico internacional de viajeros está por los suelos», afirmó Maas y apuntó que persisten «las medidas de cuarentena, limitaciones de movimientos a los viajeros y a la actividad pública en muchos países». Es por ello que, además, aludió a la necesidad de coordinar las medidas frente a la pandemia con los socios europeos, a fin de poder avanzar hacia una «normalización de la situación». «Ahora mismo, no se puede garantizar la seguridad del viajero, ya que el virus no se ha controlado», aseguró.
Desde Bruselas, la Comisión Europea, consciente de los numerosos intereses económicos de los países del Sur de Europa en relación al turismo, está preparando una serie de recomendaciones sobre las vacaciones veraniegas que presentará a mitad de mayo, con el objetivo de que las medidas que tomen los Estados dentro de sus estrategias de salida del confinamiento obedezcan a una respuesta coordinada. De momento, la CE ha pedido que las capitales abran sus fronteras y terminen con las restricciones de viaje dentro del territorio comunitario «lo antes posible». Ayer tuvo lugar un primer debate orientativo en la Comisión.
A su termino, la vicepresidenta Vera Jourova no adelantó las líneas del plan, pero dejó claro que la reapertura de fronteras se hará de acuerdo a los criterios epidemiológicos y que no habrá restricciones según nacionalidades, ante el temor de que haya pasaportes vetados y que esto socave la libertad de circulación dentro de la UE. «Para permitir al sector turístico recuperarse, la Comisión Europea considera que las restricciones de viaje deben levantarse cuanto antes evitando cualquier discriminación de nacionalidad», aseguró.
De momento, las frontera exteriores europeas permanecen cerradas a cal y canto hasta el 15 de mayo y Jourova no quiso presagiar si este lapso de tiempo volverá a prolongarse. Tan solo vaticinó que esta fase de apertura tendrá en cuenta las circunstancias sanitarias de los países terceros. Con este movimiento de blindaje de las fronteras exteriores, Bruselas persigue que los controles dentro del espacio Schengen se levanten lo antes posible, pero hasta ahora han prevalecido los enfoques unilaterales.
El sector turístico representa el 10% del PIB de la UE y el 12% de los empleos, pero en algunos países mediterráneos, por ejemplo Grecia, la primera cifra supone más del 20%. Ante estos hechos, el grupo de los nueve países más afectados (España, Francia, Portugal, Italia, Grecia, Malta, Chipre, Rumanía y Bulgaria) ha pedido al Ejecutivo comunitario que el sector sea una de las prioridades del Fondo de Reconstrucción que diseña la Comisión. El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ya ha defendido que el turismo reciba entre el 20% y el 25% del dinero.
La CE calcula que sector verá recortado el 50% de su facturación y que el hachazo será especialmente doloroso en los países del Sur. Por eso los países mediterráneos están presionando para que se pongan en marcha corredores turísticos dentro del club comunitario para preservan la llegada viajeros procedentes del Norte que, en muchos casos, disponen de segundas residencias en los países meridionales.
También ayer, tras su participación en la reunión con sus homólogos europeos, el ministro de Transportes español, José Luis Ábalos, solicitó que Bruselas acelere la presentación de las directrices sobre conectividad y turismo. España se une a los países que piden flexibilidad en el reembolso de los billetes de las compañías aéreas.