El Gobierno de España y el de otros países en Europa y en el mundo han anunciado las fases de la “desescalada” de las medidas de confinamiento, pero lo cierto es que aún hay muchas incertidumbres acerca de cómo serán las cosas en los próximos meses.
Uno de los sectores más golpeados por la crisis es el de la hostelería. Los bares y restaurantes se preguntan cómo serán las futuras normativas de cara a la apertura de los locales y cómo van a poder adaptar los espacios para cumplir con las precauciones sanitarias. Algunos, como McDonald’s, ya están haciendo pruebas piloto.
La compañía de comida rápida más famosa del mundo tiene más recursos que los pequeños establecimientos, pero también se ha visto afectada por las medidas de confinamiento y tiene que idear estrategias de cara a la famosa “nueva normalidad”. Por lo pronto, ya están ensayando un nuevo modelo de restaurante pensado para que tanto los clientes como el personal puedan mantener la distancia interpersonal y se cumplan todos los protocolos de seguridad recomendados por la OMS.
El experimento se está llevando a cabo en la ciudad de Arnhem, en los Países Bajos. Los nuevos establecimientos tendrían unas marcas en el suelo separadas por una distancia de 1,5 metros para evitar que los clientes se aglomeren haciendo cola. Además, se instalarían pegatinas en las paredes recordando a los clientes que mantengan la distancia.
Antes de entrar, los clientes tendrán acceso a gel desinfectante para las manos y, una vez dentro, realizarán su pedido de manera digital a través de una máquina que será constantemente limpiada por los empleados, los cuales, a su vez, llevarán guantes en todo momento. La compañía está considerando, además, la posibilidad de instaurar un servicio de entrega en las mesas utilizando carritos, de manera que los clientes eviten el contacto cercano con los empleados.
El portavoz de la compañía en Los Países Bajos, Eunice Koekkoek, ha declarado a Reuters que, aunque los cambios son drásticos, la compañía espera poder implementarlos de manera que no afecten demasiado a los clientes. Todo apunta a que, a partir de ahora, nos vamos a acostumbrar a este tipo de medidas en toda clase de establecimientos y la experiencia de minimizar el contacto con otros seres humanos será lo cotidiano.
Vía Reuters
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