La Organización Mundial de Turismo (OMT) ha presentado esta mañana la primera estimación del impacto que la crisis sanitaria del coronavirus tendrá en el turismo mundial. Y las cifras asustan. Las previsiones dibujan tres escenarios diferentes en función de la rapidez del proceso de desescalada. Si el final de las limitaciones a los viajes y la apertura de fronteras arranca en julio, los movimientos de turistas en el mundo bajarán un 58% hasta 610 millones, lo que supondrá una merma de 850 millones. Un escenario poco creíble teniendo en cuenta que la expansión de la epidemia no está controlada en Europa, el principal destino del turismo mundial, con más de la mitad de los viajes, y en América, que recibe otro tercio de viajeros de todo el mundo.
El escenario central que maneja la organización es que 2020 se cierre con 440 millones de viajeros, lo que supondría una caída del 70% respecto a los 1.460 millones de viajeros registrados y regresar a los niveles alcanzados en 1990. Incluso traza una tercera posibilidad en la que la nueva normalidad no llegaría hasta diciembre y provocaría un desplome del turismo del 78%, lo que dejaría las cifras de viajeros en 320 millones, a niveles de 1985.
Y entre los destinos más afectados se encontrará España, el segundo país más visitado del mundo con 83,7 millones de viajeros, lo que supone un 5,7% del total mundial. El INE hizo público el miércoles los datos de marzo, el primer mes del confinamiento, que mostraban un recorte del 65% en la llegada de turistas extranjeros hasta los dos millones. Las previsiones que manejan los expertos es que ese ajuste se suavice con la temporada alta y con la reapertura del tráfico aéreo. Pese a ello podría llevar a España a recibir en el entorno de 50 millones de viajeros, retrocediendo a niveles de 2009 y perdiendo en un año todo lo ganado en los diez anteriores.