El trajín de las máquinas y las grúas en la Sagrada Familia no tiene fecha de reinicio. Las obras de construcción del templo, que nunca se habían parado —salvo durante la Guerra Civil— se detuvieron de golpe en marzo, después de la declaración del estado de alarma por el coronavirus. El patronato condiciona la puesta en marcha de los trabajos a que haya un ritmo sostenido de visitantes. Una perspectiva que ahora resulta incierta ante la previsible caída, en los próximos meses, del turismo internacional, que representa la mayor parte de las visitas que recibe el monumento proyectado por Antoni Gaudí. Una de las consecuencias del parón forzado por el estado de alarma es que los talleres que trabajaban en las esculturas —obra de Xavier Medina Campeny—, y que deben culminar las torres de los cuatro evangelistas, también han dejado de trabajar.
2020 iba a ser un año decisivo para las obras del templo. Se preveía un crecimiento importante de las torres centrales, algo que iba a tener ya impacto en el skyline de la ciudad. El cálculo era que la torre de Jesucristo —que tendrá una altura de 172,5 metros— llegaría a los 130. También estaba previsto que se colocasen los terminales de las torres centrales. Pero el cronograma en el que trabajaban los responsables de las obras, que fijaban el final de las torres en 2022 y el de la fachada de la Glòria en 2026, ha saltado por los aires a causa del impacto del coronavirus.
Portavoces del templo reconocen que trabajan con diversas hipótesis, pero que las obras dependerán de la estabilidad y del ritmo de las visitas. En este sentido, fuentes del sector turístico sostienen que el templo podría abrir sus puertas a partir de junio, en la última de las fases de desconfinamiento. El ritmo de las obras está asociado al de ingresos y la Sagrada Familia ha ido batiendo récords en los últimos años.
De acuerdo con los datos presentados por el templo el año pasado, los ingresos previstos para ese ejercicio eran de 103 millones de euros, lo que suponía un incremento del 28% respecto a 2018, que cerraron con 80 millones: unos 282.000 de media por día. Según puntualizaron entonces, de los 103 millones, 55 se destinaban a las obras y buena parte del resto se reservaba para cubrir un eventual descenso del ritmo de visitantes. Algo inevitable este año, ya que la inmensa mayoría de las personas que pasan por sus taquillas son extranjeras. De acuerdo con los datos de 2018, los visitantes de España no llegaban al 6%, frente a casi un 40% de diferentes países europeos, un 10% de Estados Unidos y el resto asiáticos.
La paralización de las obras también supuso el paro para 45 trabajadores, del total de algo más del centenar que forman la plantilla. La mayoría de la construcción, aunque también de otras áreas relacionadas con las visitas. Todos fueron a un ERTE que complementó el patronato hasta cubrir la totalidad del salario.
Portavoces de la Sagrada Familia no precisaron cuál podría ser la situación futura de esos trabajadores, ya que lo asocian a un calendario “incierto”. Fuentes sindicales apuntan que la paralización de las obras de la Sagrada Familia también ha tenido consecuencias en otras empresas subcontratadas —de instalaciones y del sector del metal— que a su vez realizaron otros expedientes de regulación de empleo temporales. Las mismas fuentes puntualizaron que algunos se han recolocado en otras empresas ante la incertidumbre de cuándo se reiniciarán las obras en la Sagrada Familia.
La paralización momentánea de las obras, por contra, da un respiro a la Plataforma de Afectados de la Sagrada Familia que se oponen a los planes expansivos del templo de construir una gran escalinata por encima de la calle de Mallorca, lo que supondría el derribo de edificios de viviendas y negocios. Los afectados presentaron una demanda contenciosa ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) solicitando la anulación del plan especial urbanístico del templo. El TSJC admitió el recurso pero todavía no se ha pronunciado. La comisión municipal de todas las partes implicadas para dirimir si el templo crecerá más fuera de su manzana solo realizó una reunión, poco antes de que se declarara el estado de alarma.
Las figuras de los Evangelistas, sin avances
Los terminales de las cuatro torres de los Evangelistas son las figuras de las ellas esculpidas por el escultor Xavier Medina Campeny por encargo de la Junta constructora. Representan las figuras de los Evangelistas: un hombre o ángel, un león, un buey y un águila. Son unas figuras aladas con las que la iconografía cristiana los ha representado tradicionalmente. “Son figuras de gran tamaño de mármol en las que se estaba trabajando en unos talleres especializados del Vallès. No tengo ni idea de cuándo podremos volver a trabajar. Hasta que el templo no decida nada.