El verano se acerca y las regiones portuguesas que viven de la temporada turística quieren tener alguna certeza de apertura de frontera para esos meses. El Gobierno no promete nada, pero estudia esa posibilidad si la epidemia sigue perdiendo fuerza día tras día, como hasta ahora. Se estudia la apertura por la vía aérea pero también la terrestre, aunque en ese caso la decisión dependerá también de la evolución de la covid-19 en España.
Mantener Madeira cerrada al turismo medio año por 86 contagios no parece sostenible. Para el archipiélago es una ruina económica. Regularmente, el aeropuerto de Faro se abre solo para los vuelos charter del turismo, principalmente británico, que se aloja en los resort de playa y golf de la región del Algarve (333 contagios). Los alemanes adoran la naturaleza de las Azores (132 contagios). La región del Alentejo (218 casos), con la costa chic de Comporta y la jipi de Costa Vicentina, es refugio de franceses, españoles y holandeses. El cierre de fronteras a causa de la epidemia ya ha anulado la temporada de Pascua, pero los hoteleros y las empresas familiares de alojamiento local rural aguardan algún anuncio oficial en junio sobre fronteras y aeropuertos que les dé esperanzas para abrir en verano.
“Esperen unas semanas, pero no dejen de pensar en las vacaciones de verano”, decía el primer ministro, António Costa, el 14 de abril. “Para la economía portuguesa sería un daño inmenso si el próximo verano fuese un verano donde el turismo no tuviera condiciones de funcionamiento mínimo”. Cuando realizaba esas declaraciones, el país tenía diariamente unos 400 contagios y 40 fallecimientos; en la primera semana de mayo se han reducido a menos de la mitad. ¿Cuántos habrá en junio?.
“Quiero creer que antes del verano la situación estará suficientemente controlada para poder tener vacaciones y disfrutarlas lo mejor posible”, añadía el primer ministro. La situación sanitaria mejora cada día, pero el relajamiento de las medidas de prevención dependerá de que no haya rebrotes. De momento, el fútbol vuelve a finales de mayo y para junio Costa ha prometido recuperar los festivales de música al aire libre y el uso de las playas —siempre con condiciones estrictas, nunca como antes—. Falta la fase turística.
“A pesar del levantamiento y alteración de algunas medidas de contención, aislamiento y distanciamiento social actualmente en vigor, en Portugal y en España, aún no es seguro prever el momento efectivo para una total apertura de fronteras y en consecuencia retomar la actividad turística”, informa la portavoz de Turismo de Portugal. El ministro de interior, Eduardo Cabrita, ha declarado este martes en el Parlamento que la apertura de los más de 1.200 kilómetros de frontera terrestre «dependerá del éxito de España y Portugal en frenar la epidemia”.
Mayo será el test fundamental para seguir abriendo la economía, las fronteras y, sobre todo, los aeropuertos. Alemania deja llegar vuelos desde todos los países de la Unión Europea. TAP, la línea aérea portuguesa, planea recuperar 77 destinos de su centenar habitual.
El sector turístico ha sido el más castigado por la epidemia. El 95% de las empresas del ramo han cerrado de marzo a abril. El hundimiento del sector es el hundimiento del PIB del país. Según el Instituto Nacional de Estadística, una caída del 25% del turismo supone un 2,9% del PIB. Si además de la campaña de primavera se pierde la del verano, la facturación caerá cerca del 75%. El Gobierno aconseja a los portugueses que planeen las vacaciones en el país para una mayor seguridad. El turismo interior aliviará, pero no evita la quiebra de mucho negocios.
En el norte, los de un lado y otro de la raya presionan a los Gobiernos para que levanten las barreras. Aquella, sin embargo, es la zona negra de la epidemia (60% de todos los contagios), nada que ver con el sur y las islas (4% de los casos). El Gobierno nunca ha ordenado el cierre de hoteles —al contrario que de otros negocios—, pero con fronteras y aeropuertos semicerrados, no hay demanda.
Los escasos hoteles abiertos han decido devolver el dinero de las reservas —sin explicación alguna— como política de seguridad para el cliente. Si bien en el alojamiento local y rural, que envuelve a miles de microempresas familiares, ya es más difícil recuperar reservas o la paga y señal dada para el alquiler de una casa de agosto. “En el caso de las cancelaciones de las reservas en la modalidad de no reembolso”, informa Turismo de Portugal, “cabe al hospedero optar por la emisión de un vale de igual valor al pago efectuado —que será válido hasta el 31 de diciembre de 2021— o la renovación de la reserva para el próximo año”.
Pese a ello, Turismo de Portugal y el gremio de hoteleros confían en un progresivo levantamiento de barreras comerciales y terrestres para julio. En cualquier caso, la apertura no va a ser igual para todos los sectores del turismo y restauración. Con límites de hasta el 50% del aforo de los locales y tickets para pisar la playa, el turismo va a ser de guantes y mascarillas.