Estas son las fases de la desescalada que manejan los hoteles de sol y playa en España: Fase 1, la actual: aplicar a todos los empleados un ERTE por fuerza mayor. Fase 2, desde el 1 de julio: despidos generalizados, es decir, ERE a una industria de tres millones de empleados cuando terminen las medidas de apoyo. Fase 3: concurso de acreedores, antes o después según la liquidez de cada hotelero. Fase 4, la definitiva: quiebra y venta masiva a fondos de inversión extranjeros, que ya están al acecho de futuras gangas.
El panorama es tan sombrío en la costa española que los hoteleros están al borde del ataque de nervios. “La sensación general es de miedo”, confirma Juan Manuel Ordinas, presidente de la Asociación de Pequeños Hoteles de Mallorca, que representa a 281 establecimientos. “La última vez que ingresamos dinero en nuestras cuentas fue octubre de 2019. En estos meses hemos hecho todas las inversiones necesarias: adecuar piscinas, mejorar el equipamiento, reformas. Hemos descapitalizado nuestras empresas pensando que el 1 de mayo arrancábamos. Así que imagínate, la desesperación es general. ¿Adónde vamos?, me preguntan en los hoteles. Les tengo que responder que no tengo ni idea, nos falta mucha información, los pasos del Gobierno son muy lentos y aquí hay mucho dinero y empleos en juego”.
Hemos descapitalizado nuestras empresas pensando que el 1 de mayo arrancábamos. La desesperación es general
Los hoteleros españoles llevan más de un mes avisando del descalabro y pidiendo al Gobierno un plan de rescate específico para el turismo basado en una red de ayudas hasta 2021. Pero el plan no llega y el nerviosismo de las primeras semanas es hoy enfado rotundo. “Necesitamos que los ERTE por fuerza mayor se extiendan más allá del 30 de junio [la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha sugerido que podría ser así]. Pero no es solo eso, sin ayudas concretas se salvarán cuatro hoteles mal contados. Veremos lo que no hemos visto nunca y que jamás pensamos que podríamos ver: una oleada de despidos masivos a los trabajadores del turismo en pleno verano, mientras las empresas desfilan en los concursos de acreedores y ya veremos adónde llegamos», advierte Nuria Montes, secretaria general de la Asociación Empresarial Hotelera de Benidorm y la Costa Blanca (Hosbec).
«Por eso no entendemos que el Gobierno no estudie un plan de rescate para un sector que es el 13% de nuestro PIB, el 30% en algunas islas. Nadie quiere vender su hotel, pero ante la ruina que se avecina la tentación es muy fuerte y ya sabemos con qué ímpetu han entrado los fondos de inversión en los últimos años. El 98% de los hoteles son pequeñas y medianas empresas locales, el turismo es casi el único sector que aguanta ese modelo y ahora puede caer en manos de fondos buitre extranjeros”, prosigue Montes.
El día 25 de abril, la Alianza de Municipios Turísticos de Sol y Playa (AMT) envió un documento a Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, en el que se detallaba un plan de rescate para el sector turístico dividido en siete puntos clave, desde medidas sanitarias a laborales, financieras y fiscales. Todavía no han recibido una respuesta.
Militarrs patrullan por las playas vacías de Benidorm. (EFE)
“Estamos al límite, necesitamos que se extiendan las medidas para el sector turístico porque es el que más tiempo necesitará para volver a la normalidad. Debemos evitar la destrucción antes de hablar de reconstrucción”, indica Toni Pérez, alcalde de Benidorm y presidente de la AMT, que representa a los ocho municipios líderes en el sol y playa: Adeje, Arona, Benidorm, Calvià, Lloret de Mar, Salou, San Bartolomé de Tirajana (Maspalomas) y Torremolinos, que solo entre ellos suman 63 millones de pernoctaciones.
“El desastre económico para los pueblos turísticos será brutal, pero la catástrofe social no tendrá parangón. Y cuando salgamos de esta, puede que nada vuelva a ser igual. En Benidorm, como en otros municipios, el tejido empresarial es de tipo familiar y local. Eso suma muchísimo. Que el turismo esté en manos de empresarios españoles es bueno para todos, porque redistribuye la riqueza en el sitio y porque todo lo reinvierte en su propiedad. Estamos hablando de que buena parte del modelo turístico español, esos hoteles que abrieron hace 60 años y siempre han estado en manos de la misma familia, puede cambiar para siempre por un modelo de hoteles gestionados por fondos de inversión internacionales”, afirma Pérez.
Esos hoteles que abrieron hace 60 años y siempre han estado en manos de la misma familia pueden pasar a fondos internacionales
Los hoteles españoles son objeto de deseo de fondos británicos y estadounidenses principalmente. Fuentes del sector advirtieron al diario ‘Última Hora’ que los llamados fondos buitre como Blakcstone, Portobello Capital y Atom Hoteles, entre otros, “saben que los hoteleros no están en disposición de exigir nada” y que “van a hacer su agosto con Mallorca e Ibiza principalmente”. El precio de venta por habitación podría caer de los 100.000-120.000 euros de antes de la crisis a menos de 45.000 euros. Y esto, para unos fondos con necesidad de invertir, es una enorme oportunidad, pues saben que a partir del 2022, si no antes, el turismo en España volverá a ir como un tiro.
La propuesta de los hoteleros se basa en dos pilares. El primero, extender los ERTE por fuerza mayor seis meses más, hasta final de año. Esta reclamación no es única del sector, sin ir más lejos los autónomos también han pedido que la extensión del ‘cese de actividad’ alcance el 31 de diciembre. Gobierno, patronal y sindicatos firmaron este lunes la prórroga del ERTE por fuerza mayor hasta el 30 de junio para todos los sectores.
El otro pilar es la posibilidad de hibernar. Es decir, disponer de ayudas fiscales y financieras para poder tener un hotel cerrado todo lo que queda de año. Congelar el pago de hipotecas, tasas e impuestos hasta que se pueda retomar la actividad con garantías ya en 2021.
La asociación de hoteleros de Benidorm y la Costa Blanca es particularmente firme en esto. “Nadie quiere cerrar pudiendo tener el hotel abierto, pero debemos proteger el tejido productivo y unos bienes inmuebles muy valiosos. Si un empresario ve que abrir es más negativo que estar cerrado, tiene que poder contar con un colchón para sobrevivir y no ir a la quiebra. Esta es una actividad que no puedes deslocalizar, no te puedes ir a otro país a fabricar”, explica Montes.
“El turismo es un aportador neto a la economía española, ha ayudado al país a superar varias crisis económicas, ha convertido a España en un referente mundial en el sector. Ahora por primera vez necesitamos que el Gobierno nos ayude a nosotros durante seis meses hasta que se recuperen los mercados. Sería injusto no atender esta demanda que salvaría al 13% de nuestro PIB”, prosigue.
Turistas en Lanzarote disfrutan de la fase 1 de desescalada. (EFE)
El verano ya esté perdido, pues aun abriendo el 1 de julio los hoteleros de sol y playa saben que el mercado español es insuficiente para salvar la temporada, y menos cuando muchos de esos españoles optarán por alejarse de las playas. Para terminarlo de complicar, habrá que aplicar limitaciones de aforo. Pero el otoño se presenta igual de catastrófico: mientras no haya vacuna, pensar en los viajes del IMSERSO, que salvan cientos de hoteles costeros y negocios asociados en la temporada baja, es absurdo.
«Sin un plan de protección iremos a un mercado del navajeo diario, nos mataremos por los clientes españoles», advierte Hosbec
“Si no se aprueba un plan de protección y nos quedamos sin ayudas en julio iremos a un mercado del navajeo diario, nos mataremos por los clientes españoles entre todos. En cambio hibernar no mata a nadie. Quizá en agosto empecemos a rodar con soltura, pero necesitamos seguridad y nos estamos quedando sin tiempo. El turismo no puede depender de esperar cada 15 días a la lotería de si prorrogan el estado de alarma. La improvisación de la desescalada puede ser tan perjudicial como la propia pandemia”, insisten desde Hosbec.
Los hoteleros, entretanto, llevan días renegociando condiciones con los bancos con la vista puesta en el año 2021. “Si se puede abrir un mes este verano fantástico, pero todos pensamos que el 2020 está perdido y vemos con nuestros bancos cómo nos podemos ajustar”, explica el presidente de la Asociación de Pequeños Hoteles de Mallorca. “Y aun pudiendo abrir este verano, ¿quién se la juega? Habrá muy pocos turistas, porque los británicos y alemanes este año se quedarán en sus casas, y encima imagínate que surge un brote dentro de tu hotel el 2 de julio por un cliente con síntomas de Covid. Te lo cierran 15 días y te quedas con 100 clientes y los empleados dentro, con toda la comida y gastos a tu costa. Nos faltan muchos datos y la falta de previsión del ministerio de Turismo es total. Estamos en sus manos, es una crisis que los empresarios no podemos controlar”.