El vellocino de oro está en el turismo

El vellocino de oro está en el turismo
El vellocino de oro está en el turismo

Jasón y sus argonautas partieron en su nave hacia la Cólquida buscando el vellocino de oro, y encontraron mil aventuras. Su destino, según interpretaciones del antiguo mito griego, se encontraba en las regiones del Cáucaso, donde actualmente se ubica la exrepública soviética de Georgia. En los últimos años este pequeño país de 3,7 millones de habitantes, rico en historia, tradiciones, naturaleza y playas, ha encontrado en el turismo su verdadero vellocino de oro.

Pero en el 2020 la tormenta del coronavirus también ha zarandeado a Georgia. Igual que la nave Argo de Jasón, la economía georgiana está inundada de agua. Pero no hundida. El Gobierno y el sector turístico, que da empleo a unas 150.000 personas, se han propuesto achicar agua y salir a flote. Hoteles, bares, restaurantes y playas empezarán a estar disponibles para el turismo interno el 15 de junio, y el primero de julio el país quiere recibir ya visitantes extranjeros.

La Covid-19 ha frenado el boom turístico, y tras el virus Georgia quiere venderse como “destino seguro”

Georgia, uno de los países del entorno europeo menos afectados por la Covid-19, se convertirá de este modo en uno de los primeros que retome el turismo.

El primer ministro, Gueorgui Gajaria, ha explicado que se abrirán “corredores seguros” con países vecinos por tierra y, por aire, con otros más alejados con los que las autoridades mantienen contactos.

La pandemia de coronavirus obligó a Georgia a declarar el 21 de marzo el estado de emergencia, que sigue en vigor hasta el 22 de mayo. Para hacer la medida más efectiva, se aplicó toque de queda todos los días entre las nueve de la noche y las seis de la mañana. Desde el 15 de abril, además, se mantuvieron cerradas las ciudades más grandes. Esta semana ya se vuelve a permitir que los coches entren y salgan de Tiflis, la capital, y de la cercana Rustavi. La semana pasada se levantó esta restricción en Batumi, capital de Ayaria, y en la histórica Kutaisi.

Tras casi dos meses de restricciones, los infectados en Georgia hasta este 12 de mayo eran 639, de los cuales se han recuperado 317. En el país sólo ha habido 11 víctimas mortales.

Estos datos también permitirán preparar para los turistas “zonas verdes” donde no ha habido ningún caso. Una de esas zonas podría ser la República Autónoma de Ayaria, ha dicho la responsable de la Administración Nacional de Turismo, Mariam Kvrivishvili. Y es que la pandemia no ha llegado hasta sus municipios de alta montaña. Sus hoteles, además, se incluyeron en zonas de cuarentena, por lo que observan normas de seguridad sanitaria.

Con esta perspectiva, el millón de turistas rusos que solía visitar España, y sobre todo Catalunya, su principal destino, tendrán la opción de disfrutar de Georgia. “Son una parte importante del total de nuestros turistas”, ha explicado la ministra de Economía, Natela Turnava. Pero en el sector no lo tienen tan claro, ya que todo dependerá de cómo se desarrolle la epidemia en Rusia.

Gajaria ha citado como países interesados en participar en los corredores seguros a Israel y Austria, además de los países vecinos.

En el sector prefieren ser menos ambiciosos. Shalva Alaverdashvili, que preside la federación de hoteles y restaurantes de Georgia, ha explicado a Sputnik que no espera turistas europeos. Dan por más segura la llegada de visitantes de Israel, Kazajistán y Corea del Sur.

Para atraer a los visitantes, las autoridades planean un cambio de imagen y empezar a ofrecerse como “destino seguro” de virus. “Si antes Georgia se posicionaba como un país con antiguas tradiciones de hospitalidad, con una estupenda naturaleza y cocina, ahora el mundo nos conocerá como destino seguro”, ha dicho Turnava.

El turismo ha sido en Georgia el sector más afectado por la pandemia. Además, se ha producido en un momento en el que se había convertido en una estupenda fuente de riqueza, algo así como un cuero dorado regalado por los dioses.

Los cambios políticos que comenzaron con la revolución de las rosas del 2003 permitieron también reformas económicas y la apertura al exterior. Una de las consecuencias ha sido el repunte del turismo.

Hace 20 años, apenas 100.000 personas visitaban este paraíso encajonado entre el mar y las cumbres del Cáucaso. En el 2019 Georgia acogió a 9,3 millones de visitantes. Eso dejó en el país unos 3.300 millones de dólares, y los planes de Tiflis era seguir creciendo hasta doblar esa cifra hacia el 2025.

Después del mordisco del virus, esas perspectivas habrá que revisarlas. De momento, el 2020 es un año para sobrevivir donde se perderán el 70% de los ingresos. Unos diez millones de euros menos, ha calculado el Gobierno. Luego Georgia espera seguir navegando.

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