Con el comienzo de la desescalada, el teléfono vuelve a sonar en la casa rural El Molino de Allí, un antiguo molino harinero del siglo XVII situado en el valle de Larraun, Navarra. Los amantes del agroturismo comienzan a hacer sus primeras reservas. «Se cancelaron todas con la pandemia, pero parece que por fin los clientes se va animando. Empezamos a recibir muchas consultas y ya se han hecho las primeras reservas. El primer grupo, una familia de Navarra, llega el fin semana del 5 de junio. Con el mes de mayo, son tres meses cerrados. No pudimos trabajar en Semana Santa, temporada alta para nosotros», cuenta a NIUS Juana Ciganda. PUBLICIDAD
El turismo rural puede convertirse en el destino ideal de las vacaciones de este año. No solo para los habituales. Un entorno de aire puro, la ausencia de aglomeraciones e incluso la opción de no tener contacto con nadie si se prefiere son los alicientes que pueden favorecer a este sector en el verano de la pandemia.
Vistas desde una de las salas de el Molino de AllíNIUS
Para abrir de nuevo sus puertas, las casas rurales han tenido que realizar varias modificaciones en los protocolos de entradas y salidas para evitar el mínimo contacto posible. En El Molino de Allí, la entrega de llaves se realizará a una sola persona del grupo mientras el resto deberá permanecer en el exterior de la casa. Los clientes deberán llevar sus propias mascarillas y guantes. Para evitar el manejo de dinero en efectivo, el pago se hará mediante transferencia bancaria, como mínimo 24 horas antes de la llegada. La entrega de DNI se hará mediante el envío de una fotografía por WhatsApp o correo electrónico. Respecto al momento de la partida, «no podremos despedirles, les diremos dónde deben dejar las llaves», asegura Juana.