El turismo es una de las grandes palancas de riqueza, empleo y entrada de divisas para España, produce cerca del 14% del producto interior bruto nacional, y emplea directamente a más de 2,8 millones de personas. Somos el segundo destino del mundo por llegada de turistas internacionales.
Pero, contrariamente a lo que algunos quieren hacer ver, el turismo español no sólo puede presumir de apabullantes cifras y datos cuantitativos, pues según el World Economic Forum somos, desde hace cinco años, el país más competitivo del mundo en materia turística, y algunas de las mejores compañías turísticas del mundo llevan orgullosamente la bandera y la marca de España. Algo que desgraciadamente, pocos sectores de nuestra economía pueden afirmar.
Por ello, el impacto brutal y sobrevenido que nuestra industria está sufriendo por la pandemia Covid-19 podría tener consecuencias fatales para toda la economía española. Ante la que algunos describen ya como «la gran crisis turística», el sector se enfrenta a una paralización casi absoluta motivada por el cierre de fronteras y las restricciones a la movilidad y a la interacción social, y será también el que más tiempo tardará en recuperarse, ya que el hecho de viajar requiere no solo de un «desescalamiento físico» (con un plan coherente y viable para reanudar la actividad) sino también, emocional: el turismo necesita generar confianza sanitaria.
Otra característica de esta crisis es una ausencia casi total de visibilidad sobre la evolución de la pandemia y el retorno a la normalidad. La confianza es un factor esencial para las empresas, y hoy por hoy el retorno a la normalidad está rodeado de incertidumbres.
En Exceltur, la alianza que reúne a algunas de las mayores empresas turísticas del país, hemos valorado diversos escenarios, y ninguno de ellos es halagüeño: de prolongarse el cierre de las conexiones aéreas y la mayoría de establecimientos hasta finales de año, las pérdidas del sector podrían superar los 100.000 millones de euros. Aún más terrible, más de dos millones de empleos (muchos de ellos actualmente en procesos de regulación temporal o ERTE) podrían destruirse.
La confianza es un factor esencial para las empresas, y hoy por hoy, el retorno a la normalidad está rodeado de incertidumbres
Un experto como John Kearney compara los efectos del Covid en el sector turístico con el cataclismo que originó hace millones de años la extinción de los dinosaurios, y comparto con él el convencimiento de que habrá un antes y un después del Covid, y que nuestra industria padecerá una fuerte crisis hasta que logre reconstruir la confianza y los niveles de actividad previos a 2020.
Como dinosaurios en extinción, las empresas estamos luchando para mantener el empleo y conservar nuestro talento, y mantenernos a flote durante un número indeterminado de meses en que no tendremos ingresos; afortunadamente, los ERTE (cuya flexibilización permitirá las empresas adecuar el personal a la actividad) están evitando una debacle definitiva del empleo en el sector, pero nuestra supervivencia dependerá también del acceso de las empresas a la suficiente liquidez, de la reducción de cargas y el establecimiento de medidas fiscales y de un entorno regulatorio que nos permitan ajustar los costes.
Como dinosaurios en extinción, las empresas estamos luchando para mantener el empleo y conservar nuestro talento
La dimensión de esta tragedia ha llevado a nuestro sector a alzar la voz y reclamar que el Gobierno español priorice una industria clave para nuestro presente; no parece lógico que, mientras en países como Francia e Italia, e incluso en otros como Holanda o Alemania, donde el turismo tiene mucho menor peso que en España, sus gobiernos se hayan reunido desde el primer minuto con el sector turístico, lanzando una estrategia conjunta y agresivos planes de apoyo y recuperación, en España no se haya otorgado al turismo la suficiente prioridad política o presupuestaria.
La prioridad de apoyar al turismo y a las empresas para salir de esta crisis ha sido también reconocida por la Unión Europea, y concretamente, el comisario de Mercado Interior Thierry Breton, ha reclamado que al menos un 20% de los fondos del llamado ‘Plan Marshall’ frente al Covid-19, se destinen a la industria turística.
Afortunadamente, Europa tampoco ha respaldado decisiones tan delicadas para la supervivencia del sector, como el anuncio de una cuarentena obligatoria, que no se ha consultado con las empresas, y que terminaría de “disuadir” a los pocos turistas dispuestos a coger un vuelo hacia las costas o ciudades españolas.
Seguridad y futuro
Como líder de una de las mayores empresas turísticas del país y actual presidente de Exceltur, puedo decir que nuestras prioridades ante esta disrupción histórica de nuestro negocio son, en primer lugar, la seguridad y salud de nuestros empleados y clientes.
Por responsabilidad y porque nos va la vida en ello, pues conceptos como «viajar seguro» se han convertido en una exigencia global, el sector turístico ha sido el primero en reaccionar y priorizar la seguridad y la salud de sus empleados y clientes; en Meliá, gracias a nuestra experiencia en China, teníamos implantado un protocolo global de preparación y respuesta a la pandemia desde mediados de febrero, y hemos conseguido así limitar los contagios entre nuestros colaboradores y clientes a un nivel muy bajo, y hoy estamos implantando en todos los establecimientos de futura reapertura, un exhaustivo programa de seguridad sanitaria que hemos llamado «Stay Safe With Meliá», certificado por el exclusivo sello de Bureau Veritas.
No parece lógico que, en países como Francia e Italia, e incluso Holanda o Alemania, sus gobiernos se hayan reunido desde el primer minuto con el sector turístico
Dentro de la ausencia global de visibilidad, nuestra idea es abrir todos los establecimientos en los cuales la demanda nos asegure la viabilidad; no pensamos que será un año de beneficios, pero nuestro compromiso será abrir aquellos hoteles en los que podamos minimizar las pérdidas, “sacar del ERTE” a parte de nuestros empleados, y satisfacer la demanda de nuestros clientes, al tiempo que contribuimos a reactivar algunos destinos.
Bajo esta premisa de seguridad y «confianza sanitaria», el sector mira esperanzado los intentos que desde instancias de la Unión Europea, en colaboración con la industria aeronáutica, se están realizando para crear flujos de turismo seguro entre España y los principales mercados emisores de turistas europeos.
Las pruebas Covid y los mecanismos y tecnologías de control y trazabilidad sanitaria evolucionan cada día, y deberían ofrecernos respuestas que nos permitan comenzar a viajar en esta temporada de verano, y recuperar progresivamente los niveles normales de movilidad, porque el confinamiento, que ha sido sin duda necesario para contener el brote más agudo, no es la solución definitiva y no es viable a largo plazo.
Si de algo estoy seguro es de que esta pandemia cambiará muchas cosas, tal vez para siempre: por una parte, la sociedad será más «digital», y más consciente en temas como la seguridad y la responsabilidad social, y cobrarán importancia valores sociales básicos como la solidaridad, la familia y el esfuerzo.
Específicamente en el sector turístico, pienso que se reforzará el lado más humano de la hospitalidad, la conexión emocional con nuestros clientes, sus sentimientos, y se pondrá de nuevo en valor el viaje doméstico, dentro de nuestro país o países cercanos, y el llamado «slow travel» y las experiencias auténticas.
A diferencia de los dinosaurios, el turismo resurgirá, y por ello, el Plan que desde Exceltur hemos propuesto a la Administración no habla de «extinción», sino de «renacimiento» de nuestro sector.
*** Gabriel Escarrer Jaume es presidente de Exceltur y vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de Meliá Hotels International.