Abril fue el mes del colapso total del turismo español por el coronavirus. En los últimos días han llegado nuevos datos que muestran un sector en estado de coma, pero el descalabro aún no ha acabado. Las hoteleras registran para julio y agosto un leve repunte de reservas, algo fácil ya que se parte de cero tras una primavera negra. Fuentes del sector prevén que no habrá más de un 50% de la planta hotelera operativa en verano con una ocupación muy baja en los centros abiertos. “Lugares que estaban habitualmente al 80% o 90% en verano, este año rondarán el 25%”, aseguran altos directivos del sector.
El negocio turístico vive un momento dramático. España decretó el estado de alarma a mitad de marzo y desde entonces esta industria ha sido un erial. No hubo ningún establecimiento hotelero abierto en abril. La mitad de los trabajadores afectados por ERTE pertenecen al sector turístico. Y este lunes el INE confirmó que la llegada de turistas extranjeros y el gasto se quedaron a cero. Un hundimiento del 100% y un descalabro para la economía. Además, el verano —la temporada alta— está a la vuelta de la esquina y no se termina de acabar este mal sueño.PUBLICIDAD
Las grandes hoteleras que operan en el país viven una situación similar, cargada de dudas, como explican a EL PAÍS. “Este verano no se parecerá ni en broma a cualquier otro año”, opina sin tapujos Antonio Catalán, presidente de AC by Marriot. Algo en lo que insiste, casi en los mismos términos, José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur: “Esta temporada no será ni de lejos como la del año pasado”. Fuentes de NH explican que durante el verano abrirán en torno al 55% de sus hoteles en todo el mundo, de los que 60 serán en España. Porque la demanda es baja y prevén que así siga unos meses. En el caso de Iberostar, por ejemplo, tiene previsto abrir un 25% de sus hoteles, según portavoces de la compañía.
La idea de un ejercicio para el olvido, aunque se registre una ligera mejoría, la repiten portavoces de otras grandes hoteleras. “Las reservas se han multiplicado por cuatro comparadas con las de hace una semana, sobre todo para agosto. De todas formas, se estará muy lejos de los datos de 2019”, explican fuentes de Meliá. Portavoces de Barceló aclaran de forma meridiana este repunte relativo: “Partimos de cero. ¿Está mejorando la situación? Sí, pero no será comparable con el verano pasado”. Un repunte, es cierto, pero desde la nada.
España es uno de los países que más está sufriendo la crisis en el sector porque es el segundo que más visitantes extranjeros recibe del mundo (solo por detrás de Francia), según la Organización Mundial del Turismo. La expansión a escala global del coronavirus fue un mazazo. Y las restricciones a la movilidad le han dado la puntilla. Durante el estado de alarma los únicos alojamientos abiertos recibían a trabajadores esenciales, por lo que no se pueden cuantificar como turistas. De ahí el desastre registrado.
En este escenario de incertidumbre, el único clavo ardiendo al que se agarra el turismo son los anuncios del Gobierno que animan a planificar desde ya las vacaciones. El sector, sin embargo, pide más y reclama que se cierren cuanto antes los acuerdos necesarios con los principales mercados emisores de viajeros para reactivar la llegada de visitantes. “Es determinante que se pinte el mapa de Europa de regiones seguras para habilitar los corredores turísticos. Y que se haga rápido para que pueda tener algún efecto en julio”, argumenta Zoreda, que matiza que pese a esto no se salvará la temporada. “No llegarán tantos turistas como en años anteriores y habrá que ayudar a muchas empresas”, avisa.
Precisamente este tejido empresarial, muy dañado, espera como agua de mayo la llegada de viajeros. Algo de alegría (y dinero) aunque solo sea para aliviar el golpe. O transformarlo al menos en un embate menor que permita a las compañías tener algo de futuro. “Los anuncios han sido positivos. Pero ahora hace falta concretar cuándo podrán venir los viajeros extranjeros y cómo se podrán mover los residentes entre provincias”, cuentan fuentes de Riu, que están a la espera de conocer si en las islas podrán abrir al turismo internacional antes del 1 de julio. Porque cada semana sin turismo en verano, como repiten dirigentes de Exceltur, supone perder 5.000 millones de euros.