Consciente de la importancia que tiene el turismo para la economía española, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentó ayer, acompañado por seis ministros, el Plan de Impulso al Sector Turístico. En total, gracias a esta iniciativa, se destinarán 4.262 millones de euros a impulsar la actividad, lo que beneficiará a 1,2 millones de trabajadores, el 45% del total del empleo del sector. Estos fondos, como se encargó de explicar el Ejecutivo, se suman a los 15.273 millones de las medidas de choque aprobadas con anterioridad, por lo que el volumen total del apoyo al sector será de 19.535 millones.
Toda ayuda pública a un sector empresarial determinado siempre puede presentar algunas dudas y generar debates, pero en la situación actual parece claro que el compromiso del Estado es fundamental para sortear la crisis económica y social que se avecina. El Gobierno, asesorado por los científicos, apostó por el confinamiento y la paralización de la economía como forma de frenar el coronavirus y evitar mortandades aún mayores a las registradas. Por la evolución de la curva de la pandemia, parece claro que dicha decisión -independientemente de la discusión de si se tomó tarde- ha sido un éxito. Sin embargo, esta estrategia ha generado importantes daños laborales y económicos que es hora de empezar a subsanar. En el caso del turismo, parece claro que la pérdida de la primavera ha supuesto un importante revés y ahora se trata de que, dentro de lo posible, se salven algunos muebles de un verano que ni mucho menos estará a la altura de los anteriores. En la captación del turismo extranjero no va ayudar mucho el hecho de que nuestro país, con razón o sin ella, ha estado continuamente en los telediarios de todo el mundo como uno de los focos más activos del coronavirus. Es precisamente en la cuestión de la marca España en la que se debe hacer mayor hincapié. Somos un país con una larga tradición turística, con unas infraestructuras de primer orden y una profesionalidad en el sector de la que muy pocos pueden presumir. Por supuesto, los encantos naturales, culturales, gastronómicos y antropológicos siguen ahí y, si las cosas se hacen medianamente bien, los turistas volverán tarde o temprano. Ahora se trata de ir reactivando el sector con seguridad y ayudar a la iniciativa privada para que pueda alzar el vuelo. En ese sentido, es importante que el Gobierno acceda a las peticiones de sindicatos y patronal, y se puedan extender los ERTE vigentes hasta finales de año.