En la lista de los destinos más sorprendes y paradisiacos del mundo, sin dudas se encuentra las islas Fiyi. Y es que este conjunto formado por más de 330 islas situadas al sur del Océano Pacífico es uno de los lugares turísticos favoritos, tanto así que su economía depende en gran medida del turismo. Es por ello que se han dispuesto crear una ‘burbuja’ sin coronavirus para recibir a viajeros de Australia y Nueva Zelanda, cuyos habitantes eran sus principales clientes antes de la pandemia.
La «burbuja Bula» -«hola» en fiyiano- ofrecerá a los turistas de estos países una zona VIP al descender del avión y transportarlos a una playa aislada. «Mientras Australia y Nueva Zelanda diseñan su «burbuja», el mismo o inclusive mayor éxito de Fiyi en la lucha contra el coronavirus nos ubica en posición de abrir una vía en el Pacífico», declara el primer ministro fiyiano, Frank Bainimarama.
«La ‘burbuja Bula’ permitirá a australianos y neozelandeses disfrutar de lo mejor que Fiyi ofrece, manteniéndose alejados de otros viajeros y de la población», afirma.
Fiyi, una ‘burbuja’ turística sin coronavirus
Luego, se eliminarían las medidas de cuarentena para visitantes con resultados negativos provenientes de países que Fiyi considere que han controlado covid-19, añade sin brindar más detalles.
Fiyi, con una población de 930,000 habitantes, ha sido uno de los primeros países en controlar al coronavirus. El archipiélago afirmó el 5 de junio que lo había erradicado tras 45 días sin nuevos casos, y registrar oficialmente desde comienzos de marzo 18 contagios confirmados (curados), sin muertes.
Pero, la reapertura de fronteras plantea el riesgo de una reintroducción del virus, pese a las precauciones tomadas. «La industria quiere las fronteras abiertas, pero todo el mundo sabe que la amenaza del coronavirus es real», reconocía Fantasha Lockington, director de la Fiji Hotel and Tourism Association (FHTA), quien, impaciente espera saber «cuándo se reanudará todo y cómo prepararse».
Desde marzo, los turistas dejaron de llegar a las playas paradisíacas, y decenas de miles de fijianos están desempleados.