República Dominicana, isla caribeña, rica en recursos naturales y atractiva a los ojos de los visitantes que se antojan de conocer su sol, sus playas y arenas, la cultura y su historia.
Tan bella es Quisquella que celosos han querido opacar su brillo, no sabiendo que su luz es tan propia como la del sol.
Detractores han creado, desde hace tiempo, compañas negativas en contra del segmento económico mas popular de la isla, el turismo. Como aquella vez que por el fallecimiento de personas en hoteles de país se creo un ruido internacional muy fuerte que puso en duda la hospital segura de los establecimientos de hospedaje.
Casos que mas adelante se aclararon y despejaron las dudas sobre el cuidado de la integridad física de los turistas en RD. Luego de esto el país inició una recuperación de la confianza de los visitantes que posteriormente se vio afectada por la, y todavía actual, crisis provocada por el Covid-19 que ha paralizado la economía mundial y todos sus sub-sectores como el aerocomercial y turístico.
En el transcurso de los acontesimientos, recuerden que las bellezas de RD siguen intactas esperando que merme los efectos de la pandemia para despegar y posicionarse tal y como siempre lo ha estado, el destino preferido en el Caribe.
Las autoridades actuales ya estaban trabajando en un plan para recuperación sostenida del turismo, labor que continuaran las electas, que tomaran posesión el próximo 16 de agosto 2020 y que afianzará el destino en el exterior.
Con una reapertura escalonada del sector aun seguimos luchando contra el Covid-19 y no bienmente estamos saliendo a flote, otra estocada toca el turismo.
En esta ocasión el protagonista es Vogue, revista que como parte de las portadas del Vogue Challenge 14th Special Commission Landscape Covers, escogió y colgó en sus redes una fotografía de un sitio contaminado en Samaná.
Con la acción el orgullo dominicano se dejó sentir y tanto las autoridades del sector turístico, como en general, hicieron publico su malestar por dicha publicación, la cual calificaron como injusta y sin objetividad por ser la única que no mostraba la real belleza de la zona y la isla.
El “pataleo” dio resultado y la revista, en cierto modo, se retracto. Ojo: con ello no significa que como país se tenga que mejorar la parte medioambiental de las costas dominicanas y crear un enlace entre el cuidado de las playas y la recolección de residuos sólidos para así ofrecer un destino mas atinado con el bienestar de los recursos naturales y las personas que nos visitan.
A pocos días de lo mencionado, y por ser un país que se encuentra en una ubicación vulnerable para las tormentas y huracanes que forman en el Caribe, ahora pasamos a recibir los fuertes vientos y lluvias del huracán Isaías tras su paso por el país.
El mismo entró por la Zona Este, la mas atractiva en materia turística, provocando lluvias y ráfagas de vientos que dejaron a su paso cancelación y reprogramación de algunos vuelos en el aeropuerto de Punta Cana. Como los hoteles no están en su totalidad abiertos ni tienen un porcentaje alto de hospedaje, los visitantes que se encuentran en ellos están seguros tras activarse los protcolos de emergencias para estos casos.
En materia general de la zona hubieron varios “desastres” locales como árboles derribados, inudaciones, caída de varios letreros y otros escombros sobre las vías, que las autoridades correspondientes trabajarán para recuperar los espacios.
Actualmente las lluvias son moderadas a nulas en algunos destinos del país, por lo que se espera que para el día de hoy viernes 31 de julio el fenómeno atmosférico se aleje del país y se recobre el curso de la habitual de los trabajos contra el Covid-19 y recuperación del sector económico y turístico.
La verdad es que RD, así como es de bella, es fuerte, porque pasar por cada caso y aun mostrar su mejor cara levantándose con más fe de cada tropiezo para demostrar que: “Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol. Oriundo de la noche. Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol. Sencillamente liviano, como un ala de murciélago apoyado en la brisa. Sencillamente claro…”. Y Pedro Mir no se equivoco en las palabras de su poesía.