En la mayoría de los países que han estado padeciendo la epidemia del covid-19 y han dispuesto medidas de emergencia nacional, que implica la paralización de las actividades productivas, sociales, deportivas y de recreación, con el objeto de contener y controlar la expansión del contagio, generó en un determinado momento de la crisis sanitaria un debate acerca del aparente dilema entre reabrir la economía o proteger la salud de sus habitantes.
Mientras, República Dominicana, al disponer la reapertura de la economía sin seguridad, ha implicado un revés para la preservación de la salud y también un colapso al sistema sanitario, especialmente por no disponer de seguro laboral y además por tener una economía caracterizada por una fuerte presencia del sector informal, que al 2020 es del 49.0 % del total, lo que conlleva un desafío mayor.
Para el sector turístico nacional, el reto es significativo, habida cuenta que su recuperación no solo depende del control del covid-19, -escenario que se torna más lejos, dado el aumento en la tasa de positividad que ha pasado del 19.0 % a un 34.0 % durante los últimos meses-, sino además, que el resto del mundo lo controle y la economía internacional retome la recuperación, en los aspectos del empleo, el comercio, la seguridad y el transporte aéreo y marítimo.
También, para la economía dominicana, el problema actual del turismo por epidemia del coronavirus es de doble camino: Lo que pase aquí y lo que ocurra allá, es determinante y ofrece razón como para estimar que su recuperación será dilatada, al punto que muy probablemente será el último en lograrlo, con el agravante de que sus efectos negativos sobre el resto de la economía nacional se harán sentir.
La situación sanitaria por covid-19 en los países que son emisores de turistas para República Dominicana, ha sido de gran impacto negativo, tales son los casos de los Estados Unidos –principal fuente–, Francia, España, Alemania, Inglaterra, Italia Argentina, Chile, Colombia, entre otros, y sus condiciones hacen sostener la apreciación de la importancia que representa para el país lo que suceda en el resto del mundo para el turismo.
República Dominicana posee el destino turístico más importante de Centroamérica y el Caribe, con una llegada de extranjeros que se acerca a los 6.5 millones de visitantes al año y, por su tamaño relativo, también uno de los más importantes del mundo. En la región ocupa el primer lugar y en el planeta la posición número 49.
Debido a la relevancia del turismo, su desempeño es clave desde la perspectiva sectorial, pues por el lado de la participación dentro del PIB es de un 7.6 %, a la tasa de crecimiento de la economía en los últimos años aportando alrededor de un 0.5 % y, en cuanto a su comportamiento, próximo al 6.0 % de expansión anual.
El turismo dominicano, tiene además, una fuerte influencia sobre los ingresos fiscales, en la generación de dólares y en la creación de empleos. En el 2019 le reportó al fisco sobre los RD$ 10 mil millones, en términos de contribución a las cuentas externas, hizo una colaboración de US$ 7,468 millones y entre empleos directos e indirectos al mercado laboral un aporte de aproximadamente unos 336 mil trabajadores, equivalente a alrededor del 7.0 % del empleo total en el país.
De igual forma, el sector turismo presenta una fuerte contribución a la generación de divisas –aunque ha perdido algo de importancia relativa respecto a los años precedentes cuando era sobre el 33.0 %–, el año pasado rondó el 26.0 % del total. En el 2019 el país recibió por exportaciones US$11,219 millones, por turismo US$7,468 millones, por remesas US$7,087 millones y por inversión extranjera US$3,013 millones, para un total general de US$28,787 millones.
Durante los últimos diez años, la inversión extranjera directa en el país, la del sector turismo representó aproximadamente un 21.0 % del total, lo que sugiere que el referido sector ha sido uno de los principales captadores de inversión internacional.
Antes de la aparición del covid-19, la cantidad promedio de visitantes no residentes superaba el medio millón mensual. Sin embargo, a partir del ínterin de la epidemia por coronavirus, la caída ha sido estrepitosa, en abril llegaron al país 102 turistas, en mayo 73 y en junio 357, lo que equivale a decir, que en el segundo trimestre solo ingresaron 532 turistas, promediando 6 visitantes por cada día transcurrido, cifra que se acerca a lo que dice una parte del título de esta opinión y también, un precedente sin igual en la historia del turismo moderno dominicano. Ningún hotel y empresa complementaria, podría operar con rentabilidad de continuar un escenario igual o parecido al descrito.
Pese a la ausencia de otros datos estadísticos desagregados del segundo trimestre del 2020, no sería difícil inferir lo que le ha pasado al sector turismo en términos de su ocupación hotelera, en aportes al fisco, al empleo –tal vez más propio, al desempleo–, a la generación de divisas y al consumo de productos locales en lo que va y queda de año.
De continuar la situación del covid-19 en el mundo y en República Dominicana, seria previsible considerar que al cierre del año 2020, en términos de la contribución que hace el turismo a la economía nacional, el país estaría perdiendo entre empleos directos e indirectos alrededor 210 mil trabajadores, en ingresos de divisas en torno a los US$4,300 millones, en ingresos al fisco RD$5,100 millones, lo que equivale a una disminución que se movería en el rango del 55.0 % al 65.0 % de lo que fue su aporte en el 2019 y una caída más pronunciada, al compararse con el 2018 que presentó un mejor desempeño.
La prolongación del no control en el mundo de la pandemia y en el país por covid-19, hacen posible afirmar que si no vienen los turistas, la economía dominicana continuará recibiendo fuertes shocks como los descritos precedentemente, que tendrían a su vez efectos contaminantes sobre otras variables colaterales, entre las que se encuentran, la disminución de la demanda interna, la presión sobre el tipo de cambio y consecuencias en la infraestructura hotelera, por el alto nivel de mantenimiento que requiere para operar en condiciones competitivas.
Urgen medidas compensatorias que anulen o mitiguen el impacto negativo de la no llegada de turistas a República Dominicana, a fin de evitar complicaciones con el cumplimiento del servicio de la deuda externa y un agravamiento en la pérdida de la calidad de riesgo/país, deteriorado en los últimos meses a causa de un mayor déficit financiero, aumento de la deuda pública y caída de la economía.