Si este hubiera sido un año normal, las estadounidenses Aimee y Jenn estarían ahora mismo en Japón con su hija de diez años, Sidney, descubriendo el país con la excusa de asistir a los Juegos Olímpicos. Volar al extranjero es algo habitual para esta pareja de Washington, que el año pasado pasó las vacaciones estivales entre Italia e Israel y otros veranos cruza el país de costa a costa para ir a California u Oregón.
La familia ha pasado la cuarentena en su casa en la costa de Delaware, desde donde ellas han teletrabajado y la niña ha seguido clases a distancia. Valoradas todas las opciones vacacionales, este año se han decidido por la carretera. “No tengo ningunas ganas de subirme a un avión”, admite Aimee, maestra de una escuela privada. El 2020 será, más que nunca, el verano de los road trips o los viajes por carretera en Estados Unidos, dentro del país y con rutas no muy largas.
El accesorio de viaje de este año para muchas americanas son los dispositivos urinarios portátiles de silicona
Su plan es alquilar una autocaravana y recorrer Maine, Vermont y el norte de Nueva York , donde en homenaje a su plan original visitarán las instalaciones de las Olimpiadas de invierno de 1980. Terminarán su ruta en las cataratas del Niágara. “Siempre he querido cruzar el país en coche pero ahora mismo, con la Covid, no me apetece hacerlo. Hay sitios que van a estar cerrados o demasiado llenos y no quiero desaprovechar un viaje así. Aunque crecí en Long Island (Nueva York) me quedan muchos sitios que ver al norte y este es el verano para hacerlo”, explica Aimee, maestra en una escuela privada de la capital federal.
Vermont y Maine son dos destinos de moda este verano de la pandemia para los estadounidenses que viven al norte de Washington. Poco poblados, ambos estados se han tomado en serio el virus y lo han mantenido a raya. En junio se abrieron al turismo pero con condiciones, como tener un test negativo reciente. Los controles son laxos pero actúa como factor de seguridad.
“Va a ser mi primer viaje en autocaravana”, dice entusiasmada Aimee. Para este mercado, el coronavirus ha sido una bendición: los alquileres han aumentado un 650% según algunas empresas. También han subido fuertemente las ventas, señal de que algunos consumidores lo consideran una opción a largo plazo. Tener baño propio ha sido un factor importante en su decisión.
Según los epidemiólogos, la probabilidad de contagiarse de la Covid en los aseos públicos es muy baja pero para algunas personas es motivo de ansiedad y está demostrado que en esos espacios sí puede contraerse otros virus. Estos temores explican que este año muchas americanas hayan adquirido un nuevo accesorio de viaje: el she-wees o Go Girl , dispositivos urinarios que permiten a las mujeres orinar de pie. A diferencia de las cuñas que reparten por ejemplo en los festivales, los nuevos modelos no están hechos de papel sino de silicona de brillantes colores y son fáciles de limpiar.
Las decisiones de Aimee y Jenne encajan con las de la mayoría de estadounidenses este año. Con las fronteras cerradas, la crisis y el virus activo, la mayoría hará viajes por carretera y varias estancias cortas a lo largo del verano. Se esperan unos 700 millones de desplazamientos, un 15% menos que el año pasado, según la Asociación Americana del Automóvil, que calcula que el 97% se realizarán en coche, 10 puntos más que hace un año. Es el único medio de transporte que crece, se calcula que los viajes en avión van a reducirse en un 73%.
Las reservas internacionales se han desplomado en EE.UU. pero aquellas en destinos a menos de 500 kilómetros del domicilio de los veraneantes se han disparado, según la plataforma Airbnb. La geografía del país ofrece destinos para todos los gustos. Si lo que busca el viajero son pequeños pueblos con viñedos, váyase a Virginia, aconseja el portal de viajes Afar . ¿Enamorado de los fiordos noruegos? Pruebe con Alaska. Ciertas vistas de Isla Catalina (California) podrían pasar por Grecia, aunque la oferta gastronómica haga salir rápidamente del ensueño al turista… El viajero americano que sale al extranjero es más exigente y cultivado de lo que puede pensarse. Airbnb no cree que los cambios vayan a ser permanentes.