El gobierno islandés actualizó su consejo el 16 de agosto, señalando que todos los pasajeros que lleguen a Islandia a partir del 19 de agosto pueden optar por someterse a una doble prueba de COVID-19 o estar en cuarentena durante dos semanas (Shutterstock)
Las llegadas a Islandia pronto deberán someterse no a una sino a dos pruebas de detección de COVID-19 y a un breve período de cuarentena mientras se esperan los resultados de la segunda prueba, según el Ministerio de Salud.
A partir de mediados de agosto, Islandia introducirá procesos de detección más estrictos para los viajeros con el fin de proteger al país del aumento de infecciones y brindar a los lugareños y visitantes más tranquilidad. Los visitantes deberán someterse a una doble evaluación, la primera prueba se realizará en la frontera y la segunda prueba varios días después. Mientras esperan los resultados de la segunda prueba, los visitantes deben someterse a una cuarentena de cinco a seis días.
El gobierno islandés actualizó su consejo el 16 de agosto, señalando que todos los pasajeros que lleguen a Islandia a partir del 19 de agosto pueden optar por someterse a una doble prueba de COVID-19 o estar en cuarentena durante dos semanas. Los pasajeros pagarán ISK15,000 (US $ 112 o € 99) por la primera prueba, pero la segunda prueba es gratuita. Los niños nacidos en 2005 o después están exentos tanto de las pruebas como de la cuarentena. Los viajeros no podrán traer los resultados de las pruebas de su país de origen.
La primera ministra del país nórdico, Katrin Jakobsdottir, reabrió las puertas a los visitantes el 15 de junio. Anteriormente, los pasajeros solo tenían que hacerse la prueba una vez, pero el aumento de las nuevas infecciones diarias por coronavirus tanto en Islandia como en el resto del mundo ha llevado al gobierno a introducir medidas adicionales de salud y seguridad.
Si bien Islandia está lista para recibir visitantes, la UE aún no ha incluido a EEUU en su lista de países “seguros” para viajar, lo que significa que los norteamericanos no podrán acceder a Islandia (REUTERS)
Si bien Islandia está lista para recibir visitantes, la UE aún no ha incluido a EEUU en su lista de países “seguros” para viajar, lo que significa que los norteamericanos no podrán acceder a Islandia.
Los viajeros también deberán completar un formulario de preinscripción antes de llegar y cumplir con las reglas sobre el control de infecciones. Además, se anima a todos los visitantes a descargar la aplicación de rastreo de contactos, Rakning C-19. El gobierno islandés ha dicho anteriormente que el 40% de la población de Islandia está utilizando la aplicación de rastreo. La aplicación ha sido desarrollada con medidas de privacidad, con datos de ubicación almacenados localmente en el dispositivo de un usuario, a menos que se publiquen con fines de rastreo si se descubre una infección.
“Se están haciendo más estrictas las normas para minimizar aún más el riesgo de nuevas infecciones teniendo en cuenta la seguridad de las personas y la salud pública. Se espera que esto reduzca la probabilidad de que se produzcan más trastornos en la vida cotidiana de los islandeses debido a las medidas nacionales de control de enfermedades. Todavía existen muchas razones para centrarse en el control de infecciones individuales; lavado de manos, fumigación y la regla de los dos metros en Islandia”, concluye el comunicado.
Cómo hizo Islandia para domar al coronavirus
El país nórdico no solo logró aplanar la curva, prácticamente lo eliminó a base de una estrategia masiva de testeos gratuitos y disponibles para todos. También implementó medidas innovadoras para localizar y aislar nuevos contagios (REUTERS)
Para intentar hallar una respuesta de los escasos contagios que se produjeron en este territorio de escasos 103.000 km2 (casi del tamaño de la provincia de Catamarca, que tiene 102.602km2), hay que apelar a la estrategia que implementó el gobierno islandés desde el primer momento, mientras observaba allá por febrero último, cómo el virus causaba estragos en la Europa continental.
Islandia informó de su primer caso el pasado 28 de febrero. Se trataba de un hombre de unos 50 años que había viajado al norte de Italia a esquiar en las Dolomitas, un exclusivo centro de esquí italiano en los Alpes. Según investigó la policía de Islandia, el hombre regresado a la isla varios días antes de ser diagnosticado. Durante ese tiempo, había hecho todas las cosas que la gente hace normalmente: ir a trabajar, reunirse con colegas, hacer compras y más.
Inmediatamente, el equipo médico y policial creó una lista de 56 nombres con los que el primer paciente positivo de COVID-19 había interactuado. A medianoche, todos estos contactos habían sido localizados y comenzaban una cuarentena de 14 días.
Tras ese positivo, se notificaron 3, luego 6 y después muchos más. A mediados de marzo, los casos confirmados de coronavirus aumentaban a casi 100 por día. Como proporción de la población del país, esto fue mucho más rápido que la tasa a la que luego crecerían los casos en los Estados Unidos. Los contagios se multiplicaban a un ritmo frenético en la isla, y los aislamientos personales obligatorios ordenados por las autoridades seguían ese patrón.
Alrededor del cuarenta por ciento de los ingresos de Islandia proviene del turismo, con casi dos millones de turistas extranjeros que la visitan cada año (Shutterstock)
El equipo de rastreo trabajaba por turnos en un hotel vacío de la capital Reikiavik que había cerrado por falta de turistas. Escanearon las listas de pasajeros recientemente arribados, estudiaron quién estaba sentado al lado de cada uno. Lo mismo en colectivos, conciertos y cualquier actividad social donde se podía investigar y relacionar personas que reportaban síntomas febriles. Al mismo tiempo, el país realizaba pruebas agresivas de detección del virus siguiendo la recomendación de la Organización Mundial de la Salud: “test, test y más test”.
Islandia nunca impuso una cuarentena o aislamiento social preventivo y obligatorio. Del 24 de marzo al 12 de abril se prohibieron las reuniones de más de 20 personas, se instauró la separación mínima interpersonal de dos metros y cerraron algunos comercios potencialmente peligrosos para contagiarse, como clubes nocturnos, gimnasios, museos, cines o salones de belleza y el seguimiento de casos estrechos en forma tenaz, mientras seguían los test masivos para hallar los casos asintomáticos y frenar los contagios.
El país lidera el ranking mundial de test por millón de habitantes, lo que ha permitido controlar todos los posibles brotes. A mediados de marzo, mientras los casos aumentaban, el gobierno islandés comenzó a testear no solo a potenciales contagios o personas con síntomas, sino a todo aquel que quisiera a fin de conocer el alcance del virus y su extensión en la población. Además de estas pruebas masivas y gratuitas, otra medida eficaz implementó Islandia: rastrillaje, localización y aislamiento de futuros nuevos contagios, muchas veces antes de que expresaran síntomas leves.
Otra medida tomada por el gobierno y que funcionó, fue que las autoridades decidieron aislar las poblaciones de riesgo desde la detección de los primeros contagios, como por ejemplo los geriátricos y los hospitales, que permanecieron cerrados a la población general para proteger a las personas mayores, principales víctimas de la pandemia. Según cifras del gobierno, Islandia solo cuenta con 30 camas de cuidados intensivos con respiradores para atender casos potenciales de COVID-19, por eso la implementación urgente de medidas para detectar y asilar fue la prioridad.