El turismo ha sido, en los últimos años, una de las principales bases de sustentación de nuestra economía.
Llegó a aportar, antes de la pandemia del coronavirus, el equivalente al 15 por ciento del Producto Interno Bruto, generando más de 500,000 empleos y edificando una impresionante infraestructura de hoteles con capacidad para recibir diez millones de visitantes al año.
Con el dramático declive de la llegada de turistas extranjeros, provocado por la suspensión de vuelos internacionales y cierre de fronteras, hemos dejado de percibir más de 2,500 millones de dólares en ingresos turísticos y corremos el riesgo de perder 150,000 empleos.
Esto constituye, sin dudas, una situación verdaderamente catastrófica para la economía.
Tratando de evitar una debacle mayor, el Gobierno ha tomado la responsable iniciativa de invertir más de 400 millones de pesos para reanimar esta moribunda industria, de la cual se sostienen los productores agropecuarios, los negocios y tiendas de los entornos turísticos y toda una amplia cadena de beneficiarios.
Como parte esencial de esa estrategia ha creado un mecanismo de financiamiento bancario, sin intereses, para que los dominicanos de clase media puedan alojarse en hoteles de categoría durante tres días y dos noches.
Es esta una oportunidad, como dijo el presidente Luis Abinader, de permitir a los dominicanos “recargar las pilas” anímicas después de soportar meses de confinamientos, limitaciones a su movilidad, cambios en las formas de trabajo y estudiar, en una incesante lucha para sobrevivir al contagio o letalidad del Covid-19.
Tomando todas las indispensables y obligatorias medidas de precaución, los dominicanos deben aprovechar estas ventanas al ocio perdido y volver al turismo interno, mientras el Gobierno a través del Ministerio de Turismo, los hoteleros y la Policía, se ocupa de garantizar las dos “S” vitales del proyecto.
Estas son la seguridad y la sostenibilidad. Sin ellas fracasaría todo esfuerzo de rescate de la economía. Y si bien este es un aspecto crucial, también lo es, en grado sumo, salvar la salud y la vida de los ciudadanos uniendo fuerzas para contener esta funesta pandemia.