Si usted es de los que al visitar un hotel cumple con rigor y esmero las reglas establecidas en esos centros de hospedaje, siéntase felicitado por este artículo, pero si por el contrario, es de aquellos que le resta interés a las normas de los establecimientos turísticos, ojalá y entonces este escrito pueda hacerle reflexionar sobre su manera de proceder.
Quisiera poner la mano en la llaga al llamar la atención a los cientos de dominicanos que con el plan de incentivo al turismo interno puesto en marcha por el Gobierno, están accediendo a vacaciones en hoteles de marcas que anteriormente su presupuesto no le permitía. Reconozco que generalizar siempre es equivocarse, pero una buena parte de los turistas locales están dando mucho de qué hablar. Y es que en tiempos de pandemia cuando es tan necesario respetar los protocolos sanitarios, resulta inaceptable ir a un hotel a pretender hacer “los coros” que incluso antes del Covid-19 no eran para nada dignos de aplauso.
Si bien es cierto que desde la administración de los hoteles se deben poner las reglas claras, no es menos cierto que en un momento tan difícil como este, en el que luchamos contra un enemigo invisible, lo menos que se puede hacer es mostrar un espíritu de colaboración con el cumplimiento de las medidas y protocolos que se han implementado en los centros turísticos, siendo huéspedes ejemplares al que una cadena anhele recibir no sólo en tiempos de crisis.
Sólo si los dominicanos desempeñamos bien el papel de turista, habrá valido la pena el estímulo del Gobierno al turismo interno, con financiamientos cuyas tasa tienen 0% de interés. Es lamentable que por irrespetar el distanciamiento social, un hotel de una cadena de gran prestigio haya tenido que ser sancionado. Eso no sólo daña a la hotelera, sino que además golpea la imagen internacional del país.
Por otro lado, hacen bien las autoridades al no bajar la guardia llevando a cabo inspecciones en los hoteles, pero aquí el rol determinante lo tendrá que jugar el dominicano en su faceta de turista. Ojalá y los imprudentes y escandalosos vídeos de que se hacen eco las redes sociales, sean sólo recuerdos funestos del pasado.