Aunque el riesgo cero no existe, el descomunal esfuerzo realizado por toda la industria aérea en los últimos siete meses, con unas compañías aéreas completamente conscientes de que solo garantizando la seguridad de los pasajeros podrán reactivar la demanda, ha permitido hacer de los aviones uno de los espacios más seguros que existen (Aerolíneas: menos de 50 contagios a bordo de aviones en todo el mundo).
Ya lo dijo recientemente la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA): la posibilidad de contagiarse a bordo de un avión es baja en comparación con trenes, autobuses, restaurantes y lugares de trabajo (IATA: “Hay más riesgo de contagio en oficinas y restaurantes que en un avión”). Es más, el propio lobby aéreo reveló a principios de septiembre que de los más de 20 millones de casos de Covid-19 contabilizados por entonces en todo el mundo, “hay menos de 50 que se hayan producido en un vuelo”. De éstos, la mayoría corresponde al inicio de la pandemia, cuando aún no era obligatorio el uso de mascarillas y se desconocía el alcance de la amenaza del coronavirus.
En el caso concreto de España, el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, ha llegado a asegurar en una entrevista concedida a La Voz de Galicia que “no hay por qué temer viajar en avión porque no hay ni un solo caso confirmado de contagio de Covid-19 a bordo de una aeronave”.
Un sinfín de medidas para combatir la propagación del Covid-19
A pesar de que son muy pocas las líneas aéreas que han optado por bloquear asientos para garantizar un mayor distanciamiento social, todas parecen haberse tomado muy en serio la importancia de no ser señaladas como propagadoras del coronavirus. El embarque escalonado en función del lugar del avión ocupado, la obligatoriedad de usar mascarillas (prohibiendo aquellas con válvula), el reparto de geles y toallitas desinfectantes y la opción de facturar el equipaje de forma gratuita son algunas de las medidas que los viajeros pueden apreciar cuando realizan un vuelo.
A estas acciones, que son tremendamente efectivas siempre y cuando los pasajeros actúen de forma responsable, se unen los avanzados sistemas utilizados por las aeronaves. Por un lado, a través de los ya famosos filtros HEPA, similares a los que se utilizan en los quirófanos de los hospitales, se renueva el aire de la cabina cada dos o tres minutos.
Además de su eficacia, siendo capaces eliminar más del 99,9% de las partículas (bacterias, hongos y virus), resulta fundamental la orientación del sistema de circulación del aire que proviene desde el exterior, que fluye desde la parte de arriba de la aeronave, a la altura de los compartimentos de equipaje, hacia el suelo. Para mayor seguridad, las aerolíneas tienen la recomendación de activar los sistemas de ventilación antes de que los pasajeros comiencen a embarcar.
Por otro lado, aportan un plus añadido de seguridad las mejoras implementadas en materia de limpieza de las cabinas. Los métodos tradicionales han dejado paso a innovadores sistemas. Un claro ejemplo de ello es Iberia. Su proveedor Multiservicios Aeroportuarios (MASA) ha introducido el uso de unas pistolas electrostáticas con un pulverizado muy fino de los productos específicos para erradicar las partículas de Covid-19. Para la limpieza diaria más profunda, la startup española Loop Disinfection ha diseñado para la aerolínea española un sistema que permite una pulverización homogénea de todas las superficies, en la que el líquido desinfectante seca prácticamente al instante.
Otras compañías aéreas, como es el caso de Qatar Airways, han comenzado a utilizar la tecnología de limpieza de cabina por rayos ultravioleta (UV), avanzando aún más en sus medidas de higiene a bordo (La limpieza de cabina por rayos ultravioleta llega a la aviación). En pruebas clínicas, ha quedado demostrado que la luz UV es capaz de inactivar varios virus y bacterias cuando se aplica de forma correcta.