De vez en cuando, desde que comenzó la pandemia, twittearé esta broma tonta cuando termine la jornada laboral: «6:22 p.m. ¡¡¡¡¡Guarde la computadora portátil defectuosa y cambie a la computadora portátil para fiestas !!!!! » Es tonto y se refiere a un meme que ha existido durante años, pero trazar esas líneas entre el trabajo y el tiempo personal ha sido un salvavidas para mi propia salud mental y mi sentido de límites.

Para muchas personas que trabajaban a tiempo completo en una oficina antes de la pandemia, el cambio a trabajar desde casa ha significado que las líneas entre la vida laboral y la vida personal se han vuelto más borrosas que nunca.

Y ahora, unos siete meses después, la monotonía de trabajar desde casa y todavía no poder ir a ningún lado ha hecho que, a lo largo del día, cierto grado de alternancia entre trabajar y no trabajar se haya convertido en una parte normal de la vida. ¡Y eso está bien! La presión de ser productivos y estar siempre activos es destructiva para nuestra psique y, de una manera retorcida, dañina para nuestra producción, según han demostrado los estudios

De vez en cuando, desde que comenzó la pandemia, twittearé esta broma tonta cuando termine la jornada laboral: «6:22 p.m. ¡¡¡¡¡Guarde la computadora portátil defectuosa y cambie a la computadora portátil para fiestas !!!!! » Es tonto y se refiere a un meme que ha existido durante años, pero trazar esas líneas entre el trabajo y el tiempo personal ha sido un salvavidas para mi propia salud mental y mi sentido de límites.

Para muchas personas que trabajaban a tiempo completo en una oficina antes de la pandemia, el cambio a trabajar desde casa ha significado que las líneas entre la vida laboral y la vida personal se han vuelto más borrosas que nunca.

Y ahora, unos siete meses después, la monotonía de trabajar desde casa y todavía no poder ir a ningún lado ha hecho que, a lo largo del día, cierto grado de alternancia entre trabajar y no trabajar se haya convertido en una parte normal de la vida. ¡Y eso está bien! La presión de ser productivos y estar siempre activos es destructiva para nuestra psique y, de una manera retorcida, dañina para nuestra producción, según han demostrado los estudios.